Elección en Brasil

Brasil en las horas decisivas para su democracia

Por Lucas Villasenin
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El domingo se define quién será el próximo presidente del país más poblado de América Latina. Lula y Bolsonaro se disputan cuestiones religiosas y económicas en una situación de mucha tensión.

A pocas horas de que más de 156 millones de brasileños puedan definir en un ballotage quién será su presidente por los próximos cuatro años, no hay grandes novedades de las encuestas. Tanto IPEC como Datafolha, que en la primera vuelta permitieron anticipar el porcentaje de votos de Lula pero no así el de Bolsonaro, en sus últimas encuestas tuvieron resultados similares a los que obtuvieron una semana después de la primera vuelta.

IPEC marca que Lula obtendría 54% y Bolsonaro 46%. Se trata de un punto menos para Lula y uno más para Bolsonaro de la primera encuesta realizada para el ballotage, la primera semana de octubre. Mientras que Datafolha indica que Lula sacaría el 53% y Bolsonaro el 47%, exactamente igual que la primera de este tipo realizada casi un mes atrás.

Ninguna novedad tampoco arrojan las encuestas en los dos Estados más populosos del país. Minas Gerais, que se ha convertido con el correr de las elecciones en el “Estado termómetro”, no presentaría novedades para Datafolha. En su encuesta publicada el último jueves, indica que Lula mantiene la diferencia de 5 puntos (48% a 43%) que obtuvo en ese estado en la primera vuelta.

Fuente: Observatorio electoral latinoamericano de la UNDAV y el Instituto Democracia

En San Pablo, al igual que en otros once estados, también habrá ballotage para elegir gobernadores. Pero la particularidad es que los 34 millones de paulistas que pueden asistir a las urnas el próximo domingo son casi la misma cantidad de electores de los otros estados que elegirán gobernador sumados. Allí la última encuesta de IPEC tampoco arroja demasiadas novedades respecto a los resultados de la primera vuelta. El candidato del PT, Fernando Haddad, recortaría la diferencia con el aliado de Bolsonaro, Tarcísio Gomes de Freitas, pero no le estaría alcanzando para ganar. Mientras que Lula también recortaría un poco la diferencia de 7% a favor de Bolsonaro que obtuvo en la primera vuelta.

Tampoco tenemos grandes novedades respecto a los apoyos que recibe cada candidato. Tanto Lula como Bolsonaro tratan de exprimir esos apoyos que ya estaban de su lado en la semana posterior a la elección general. El líder del PT muestra el respaldo del ex presidente Fernando Henrique Cardoso y apela a reforzar el voto entre las mujeres con los mensajes en contra de Bolsonaro de la ex candidata del MDB, Simone Tebet. Bolsonaro hizo algo similar al comprometer aún más a figuras populares como Neymar o al gobernador reelecto del estratégico estado de Minas Gerais, Romeu Zema.

¿Dónde está la novedad en este ballotage?

A diferencia de la elección general, en la cual era bastante evidente el contraste entre los perfiles de campaña de Lula y de Bolsonaro, en la dinámica política de las últimas semanas esto ha cambiado. De cara a la votación del 1° de octubre se podía analizar que el actual presidente había decidido “reforzar su núcleo duro” de votantes apelando a radicalizar los discursos violentos y belicistas, mientras que el candidato del Partido de los Trabajadores también por momentos parecía “hablarle a los propios”. El resultado de la elección general le dio una nueva posibilidad a Bolsonaro (que había sido subestimado por las encuestas) y sus últimas cartas están jugadas en la disputa de significantes comunes para ambos candidatos.

No alcanzaron a que pasen pocas horas de conocerse que habría ballotage para que ambos candidatos convirtieran el debate político en una disputa religiosa explícita. Lula aclarando que está en contra del derecho al aborto, a contramano de muchos de sus votantes, y Bolsonaro convirtiendo actos religiosos en caravanas electorales, demostraron que allí estaría parte de la disputa. Posteriormente llegaría una «Carta a los evangélicos» de Lula, la intervención de autoridades de la Iglesia Católica local y hasta el papa Francisco llamando a terminar con el “odio, la intolerancia y la violencia” en Brasil.

Otro terreno donde se cruzaron iniciativas y propuestas de ambos candidatos fue la economía y, particularmente, la pobreza. A la desesperada reducción de impuestos y aranceles de importación a los combustibles, a la energía y a algunos alimentos esenciales que Bolsonaro llevó a cabo antes de octubre, luego de la elección general le siguieron un aumento del 50% del plan Auxilio Brasil (que llegó a 600 reales), la incorporación de 500 mil familias al programa y la promesa de que si gana habrá un “aguinaldo”. También implementó un refinanciamiento a más de cuatro millones de personas y 400 mil empresas que mantienen deudas con el banco público Caixa, préstamos por debajo de la tasa de interés de referencia y un adelantó en el pago de mil reales mensuales a taxistas y camioneros para compensar los aumentos de los meses previos. Un verdadero plan “platita” en términos de los liberales argentinos, se podría decir.

Emulando a la histórica «Carta al pueblo brasileño» que lo ayudó a llegar a la presidencia en 2002, a pocas horas del cierre de la campaña electoral Lula sacó una “Carta para el Brasil del mañana” que promete que las primeras medidas del gobierno serán para rescatar a 33 millones de personas del hambre y a 100 millones de la pobreza. En los debates públicos Lula sostuvo que mantendría algunas de las medidas sociales más progresivas que recientemente tomó Bolsonaro y apela a pensar un futuro que incluso supere a los años más auspiciosos de la historia económica brasileña, transcurridos durante sus gobiernos.  

En las campañas para el ballotage de este domingo ambos candidatos necesitaron romper con algunos de los moldes y marcos en los cuales se habían movido las campañas para la primera vuelta del 1° de octubre. Las cuestiones religiosas y económicas grafican bien estos cambios de ambos candidatos, aunque también pueden visibilizarse en otras iniciativas como resaltar aún más la reivindicación de la bandera brasileña por parte de Lula o la reiterada denuncia de fake news por parte de Bolsonaro.

La disputa por la democracia y un posible “tercer turno”

Otra disputa abierta de cara al ballotage está ligada a la disputa por los sentidos de la democracia y a quién ejerce su defensa. En los últimos días Bolsonaro también intenta revertir las cargas de la prueba que lo presentaron durante años como una gran amenaza para el sistema democrático brasileño. En su reiterado enfrentamiento con el Tribunal Superior Electoral llamó a defender el estado de derecho y la democracia, asumiéndose como víctima de supuestas arbitrariedades y mentiras que lo debilitan.

Desde el otro lado, en su última carta Lula apela a resignificar la lucha democrática sosteniendo que “la democracia será verdadera cuando toda la población tenga acceso a una vida digna sin exclusiones”. En esta ocasión reitera el mensaje que viene transmitiendo de que la democracia, que es el resultado de una lucha de décadas, esta amenazada por quien admira a la dictadura militar y busca crear escenarios para “golpes o aventuras totalitarias”.

El problema de Bolsonaro es que a pesar sus recientes discursos se le hace difícil la disputa en este terreno. El ejemplo más claro lo dio esta semana Roberto Jefferson, un ex diputado aliado a Bolsonaro que hasta hace unos meses se presentaba como candidato a presidente. El último domingo, cuando la policía llegó a su domicilio para efectuar una orden de detención, los recibió tirando 21 balazos y dos granadas. A pesar de que el actual presidente repudió el hecho, el daño a su “reciente” apuesta por la disputa democrática está hecho.

En Brasil los intentos de censura están a la orden del día y comenzó a instalarse la idea de un “tercer turno” que habilitaría un escenario para que Bolsonaro desconozca el resultado electoral. Por denuncias en la difusión de propaganda oficial, en la última semana el equipo legal de Bolsonaro pidió suspender toda la publicidad de Lula. Y en las redes sociales sus seguidores ya pidieron postergar la elección para reparar el supuesto daño. El clima de tensión y el daño a la democracia está presente y dispuesto a potenciarse el domingo a la noche cuando se cuenten los votos.   

Fecha de publicación:
Lucas Villasenin

De Mataderos vengo. Escribo sobre el mundo mientras lo transformamos. Estudié filosofía en la UBA. Integrante del Instituto Democracia.