Elección presidencial 2023

¿Por qué Juan Grabois?

Por Lucas Villasenin
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El peronismo tendra unas primarias presidenciales por primera vez. Grabois enfrentará a Massa con el aval de Cristina. ¿Cómo se llegó a esta PASO?

El 25 de noviembre de 2022 Juan Grabois como único orador del plenario del Frente Patria Grande presentó por primera vez en público su estrategia electoral. Aquel encuentro de Juan con la militancia se daba una semana después del acto de Cristina Kirchner en el Estadio Único de La Plata. Ese acto había sido luego del intento de magnicidio y aún antes de que se conociera la condena que la proscribiría. Para muchos había representado una especie de lanzamiento presidencial de cara al año que venía. Su figura aparecía como la única que podría revitalizar al Frente de Todos y que aún podría reestablecer el contrato electoral con los votantes de 2019 que ha había sido quebrado por el gobierno.

Las tres hipótesis

Ante ese escenario el ahora precandidato presidencial presentaba tres hipotesis de trabajo que serían las mismas que operaron durante los siete meses siguientes. La primera hipótesis era la candidatura de Cristina la cual obviamente sería acompañada por todo el campo nacional y popular en algunos casos por convencimiento y en otros por incapacidad de proponer otra alternativa. Pero para Juan esta hipótesis no era la más probable. De acuerdo a sus pronósticos la ex presidenta no iba a presentarse ya sea por las trabas de los dispositivos de poder que la enfrentan (tal como sucedió) o por su propia voluntad.

La segunda hipótesis sostenía que en el caso de que Cristina no se presentara el candidato debía ser un representante del campo nacional y popular. Quienes mejor perfilaban en ese horizonte eran Wado de Pedro o Axel Kicillof. En ese caso el Frente Patria Grande apoyaría sin dudar a ese candidato y lo acompañaría a enfrentar a posibles rivales en el Frente de Todos.

Y, la tercera hipótesis, consistía en una posibilidad que podía parecer extraña en aquél momento pero que claramente conocía de primera mano las posibles conductas de Cristina. Esa hipótesis suponía que ella consideraba que para la nueva etapa era necesario nuevamente un candidato más conservador como había sucedido en 2015 con Scioli o en 2019 con Alberto Fernández. En este caso la figurita que despuntaba era la del nuevo ministro de economía. Sergio Massa había estabilizado relativamente la economía luego de la huida de Martín Guzmán y prometía un 3% de inflación para el mes de marzo.

Ante la posibilidad de que Massa, Scioli o el presidente fueran precandidatos el Frente Patria Grande presentaría en una PASO a Juan Grabois. Y, si no se le habilitaba esa posibilidad, presentaría lista propia por fuera del entonces Frente de Todos. Esta tercera hipótesis implicó el lanzamiento de la campaña Juan 23 para instalar su candidatura ante ese escenario posible.

Lo que posteriormente sucedería es conocido. A Cristina la condenaron (y la proscribieron). Por eso anunció que no se dejaría extorsionar y no sería candidata. Alberto Fernández se bajo de la reelección pero extorsiono hasta último momento con una lista para asegurarse cargos para Tolosa Paz y Cafiero (usando a Scioli). Mientras que Massa, que en aquel entonces sostenía que vería las elecciones desde afuera y que no tenía “contexto familiar” para presentarse, hizo todo lo contrario: operó permanentemente para ser precandidato a presidente hasta el último día.

La superación arribista

El camino para que Sergio Massa se transforme en candidato presidencial está excelentemente relatado por Diego Genoud en su libro El arribista del poder. Allí Genoud describe cómo el que fuera un socio minoritario del Frente de Todos logró nuevamente la confianza de la familia Kirchner y fue el principal beneficiado de la pelea abierta entre Cristina y Máximo con Alberto Fernández. Con mucha lucidez Genoud señala que Massa logró que con su designación como superministro de economía el peronismo de Cristina girara sobre sus propios pasos en la historia. En el proyecto massista se busca dejar atrás el tan mentado populismo del kirchnerismo para superarlo de una manera diferente a las formas encaradas en el pasado.

Ya no se trataría de enfrentar al kirchnerismo abiertamente como cuando hablaba de los “ñoquis de La Cámpora” o de aliarse con la derecha como cuando viajaba a Davos con Macri. Ahora Massa intenta “superar al kirchnerismo” (tal como señala Genoud) aprovechándose de la debilidad a la que lo llevó el gobierno de Alberto Fernández. “Llevar a los leales a CFK a rendirse ante la lógica del poder por el poder mismo” es la forma en la que define Genoud esta forma de superar al kirchnerismo desde adentro que le estaría dando tanto éxito a Massa.  

El ex intendente de Tigre no es Alberto Fernández y una diferencia histórica se encuentra en cómo ambos abandonaron el Frente para la Victoria. Cuando el actual presidente renunció en 2008 a la jefatura de gabinete se transformó en un operador de alternativas para enfrentar al kirchnerismo mientras que Massa en 2013 se transformó en el líder de un bloque de poder para derrotarlo.

La debilidad con la que el kirchnerismo llegó a este cierre de listas y que tienen que ver con el “contexto” al que Cristina hizo referencia el lunes 26 de junio son múltiples. Desde que la ex presidenta anunció que no sería candidata ante la proscripción para no debilitar al peronismo la metáfora del “bastón del mariscal” usada en aquel alegato público en diciembre dejó abierto el escenario. Mientras Massa ya tenía el bastón de la economía, carentes de otras hipótesis superadoras la mayoría del campo nacional y popular solo apeló a insistir con la candidatura de Cristina.

En ese contexto el esquema de hipótesis de Grabois que lanzaba su precandidatura era visto por muchos actores como una herramienta que apelaba a negociar cargos para otros miembros del Frente Patria Grande. Su perfil disruptivo y confrontativo atentó siempre contra las reglas de la comunicación política tradicional. Su frontalidad descarnada hasta le valió que Cristina el 27 de abril en La Plata lo rete en público por usar el bastón de mariscal para pegarle en la cabeza a compañeros.

La reaparición de Cristina en la entrevista del 19 de mayo con Pablo Duggan en C5N al hablar de “los hijos de la generación diezmada” había descomprimido la tensión massista en el Frente de Todos e inmediatamente reactivó el armado impulsado por Alberto Fernández para enfrentarse en una PASO. Wado de Pedro como principal referente de esa generación pareció mostrar innecesaria la hipótesis de la candidatura de Grabois hasta el mismo viernes previo al cierre de candidaturas. Ese día a pocos minutos de haberla bajado inmediatamente tuvo que decir que él iba a enfrentar a Massa en las PASO tal como venía sosteniendo.

Lejos de la improvisación de las últimas horas de rosca política y de las emociones del momento todo culminó en una PASO que siguió a la planificación pública y demostración de coherencia de Grabois durante meses (y al plan nunca explícito de Massa). En el medio Alberto Fernández nuevamente debilitó al kirchnerismo todo lo que pudo y demostró que es mejor operador político que gobernante. Con los actos del lunes posterior con Massa acompañado por Cristina en Aeroparque y por Axel Kicillof, Wado de Pedro y Máximo Kirchner en Lomas de Zamora la superación arribista del kirchnerismo se impuso como principal salida electoral.  

El aval de Cristina

Luego de la traumática experiencia del Frente de Todos es evidente que ni la misma Cristina apuesta a ejercer su liderazgo y hacerse cargo de las responsabilidades de la forma en la que lo asumió en 2019 cuando a través de un video en redes anunció que sería candidata a vicepresidenta de Alberto Fernández para derrotar a Macri. Priorizar el análisis del “contexto” y la “estabilidad” de la que tanto habla Massa se transformaron en variables fundamentales para que la conductora del movimiento nacional y popular no termine fortaleciendo otras opciones.

Pero no todo se limitó a una jugada definitiva y conservadora. Un dato poco destacado es que por primera vez el peronismo tendrá una PASO a nivel nacional. Para un antecedente semejante es preciso remontarse hasta la interna Menem-Cafiero en 1988.

Desde el mismo viernes a la noche cuando se confirmó la candidatura de Massa el Frente Patria Grande empezó una campaña de 24 horas con el objetivo inmediato de lograr los 35 mil avales que la junta electoral de Unión por la Patria exigía para presentar una formula presidencial alternativa. Miles de avales de afiliados a partidos que son parte del frente electoral llegaron a través de las redes sociales y también se enviaron desde partidos, agrupaciones y unidades básicas disconformes con la candidatura de Massa. Cientos de militantes estuvieron todo el día cargando planillas en función de que se habilite la posibilidad de una PASO a priori poco probable. Finalmente en la noche del sábado a la sede nacional del Partido Justicialista llegarían los avales en un carro de cartonero empujado por Jonatan “Peca” Castillo presidente de la Cooperativa de Recicladores Unidos de Avellaneda.

Desde 2009 cuando se crearon las primarias el movimiento conducido por Cristina Kirchner jamás utilizó esta herramienta a nivel nacional y la única vez que la había usado en provincia de Buenos Aires en 2015 por sus dañinas consecuencias no fortalecíeron la posibilidad de usar esta opción en el futuro. Las primarias no fueron usadas en el pasado para dirimir diferencias políticas e ideológicas en un movimiento diverso. En 2013 Massa se fue del Frente para la Victoria para fundar el Frente Renovador, en 2015 Randazzo no llegó a competir con Scioli y en 2017 Cristina decidió no usar las PASO y hasta le cedió el sello del PJ bonaerense a Randazzo.

Luego de la derrota del Frente de Todos en 2021 el principal abanderado de las PASO para este 2023 fue el presidente Fernández. Scioli y Rossi fueron quienes repitieron el argumento de la “democratización” para debilitar el liderazgo del kirchnerismo. Pero finalmente en agosto habrá PASO y quien habilitó esta posibilidad es la misma líder del movimiento nacional y popular.

Sería ingenuo sostener que la resolución N°5 de la junta electoral de Unión por la Patria que confirmó el martes 27 de junio las candidaturas de Juan Grabois y Paula Abal Medina con la lista Justa y Soberana se emitió solo porque durante todo el domingo y el lunes se chequeó hasta el más mínimo detalle de los miles de avales. A Juan Grabois se le permitió lo que Alberto Fernández, Scioli y Rossi pidieron durante meses pero fue resistido por la conducción del kirchnerismo y el massismo. Teniendo en cuenta este antecedente es preciso sostener que la alternativa que llegó a presentar el Frente Patria Grande para enfrentar al líder del Frente Renovador no hubiera existido sin el mismo aval de Cristina.

El cierre de candidaturas de Unión por la Patria fue el más caótico de los 40 años de democracia pero no fue para nada casual. Respondió a hipótesis planificadas e intervinieron decisiones como la de Cristina que expresan que la superación del kirchnerismo también puede darse desde una perspectiva transformadora protagonizada por quienes aún habitan en el subsuelo de la patria. Estas primarias terminan siendo parte de un “contexto” en el cual la vicepresidenta también plantea incertidumbres sobre una alternativa liderada por un arribista del poder que apela a lograr los consensos con la oposición a los cuales ella viene apelando hace años; u otra alternativa que prioriza los intereses de los más humildes y tiene la rebeldía de la juventud que es una marca de identidad del kirchnerismo.

Fecha de publicación:
Lucas Villasenin

De Mataderos vengo. Escribo sobre el mundo mientras lo transformamos. Estudié filosofía en la UBA. Integrante del Instituto Democracia.