Motivos para creer

Unas PASO sin ateos

Por Nicolás Fava
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Un análisis general de la foto que dejaron las PASO y cómo podría seguir la película. Hay motivos para creer en todas partes.

Milei todavía no ganó nada, pero fue el candidato individualmente más votado y su espacio el que se impuso en las primarias internas donde, técnicamente, lo único que fuimos a elegir son candidatos. Lo señaló el gobernador Axel Kiciloff en su discurso post-resultados y lo reafirmó Sergio Massa: “si esto es un primer tiempo, todavía falta el segundo, el alargue y los penales”. Sin embargo, a diferencia de las tan mentadas y erráticas “encuestas” que difunden los profesionales de la propaganda y la desinformación, las PASO cumplen una función demoscópica sustancial. Una gran encuesta nacional, bastante confiable. Ahora sí podemos tener una noción fidedigna de la temperatura electoral. Solo que es una foto tan sorpresiva que quizás cambia toda la película. Por ahí andan los interrogantes.

Presentado el cuadro de situación, la discusión que sigue tiene que ver con la volatilidad de esos mismos votos, y la incidencia que pueda tener en la elección general la gran masa del padrón en condiciones de ir a votar en octubre que esta vez no lo hizo. Nadie tiene demasiadas expectativas al respecto. El caudal de votos presumiblemente progresista que quedó afuera y podría inclinarse por la opción oficial tiende a cero. La proporción de voto *es broma pero si quieres no es broma* que obtuvo Milei tendería a solidificarse. Y el desplazamiento de los votos en la interna de Juntos por el Cambio es una incógnita total, tanto hacia octubre como noviembre.

Así las cosas, y verificado con precisión el diagnóstico arrojado por Cristina Fernández en mayo sobre un resultado de 3 tercios, la campaña de cara a las generales plantea un escenario de polarización, preferido en principio por Unión por la Patria y La Libertad Avanza. Una nueva grieta electoral, de contornos aún indefinidos.

Por casa cómo andamos

Quizás una primera y más gruesa lectura inevitable es: perdió el gobierno. El oficialismo siempre tiene más resortes y recursos para hacer campaña. Pero ni los índices, ni la gestión económica, ni los méritos del candidato oficial por «agarrar una papa caliente» y tranquilizar una situación pre-helicopteriana, ni la expresión de unidad del peronismo fueron suficientes para que Sergio Massa se imponga ante la oferta crítica. Dos tercios de los votantes se expresaron en contra del gobierno actual, del frente de todos y/o del kirchnerismo y/o del peronismo en términos generales. Piden cambio, pero tal vez no cualquier cambio.

A juzgar por el mapa argentino pintado de violeta, los gobernadores a quien en teoría había que conquistar y entusiasmar con la candidatura de Massa no tuvieron un rol preponderante en la campaña en sus respectivas provincias. El hecho de que muchos de ellos hayan reelegido pero su gobierno obtenga magros resultados frente a la opción de Milei habla de un escenario federal complejo que a estas horas ya debe estar actualizándose al interior de Unión por la Patria. Un gran «nos cagaron, entré yo solo». No se movieron. Pero Milei ya anunció el fin de la coparticipación. Si no espabilan, la ola violeta tarde o temprano los podría llevar puestos. Hablando en términos industriales, el peronismo no estuvo ni cerca de usar toda su capacidad instalada para producir el triunfo.

Ernesto Semán hizo una interpelación interesante en Twitter, mientras se refritan todas las hipótesis sobre por qué la gente vota a Milei y cómo habría que hablarle. “Interrogar todo el tiempo al voto de Milei también es una forma de dejar de hacerse otras preguntas, naturalizar otras opciones, como si no hiciera falta preguntarse por qué mucha gente votaría a Massa o a Bullrich o a Larreta.” 

Mensaje anti-casta

Más de la mitad del electorado se inclinó por opciones que de una u otra manera representan una crítica del plantel político estable y, acaso, una idea de renovación, al menos en el sentido de que nunca gobernaron, ni siquiera un municipio. La ciudadanía eligió mayormente aventurarse al riesgo antes que algún tipo de gestión comprobada. Los votos sumados de Milei con su 30%, Bullrich con sus 17 y Grabois con sus 6 puntos representan juntos una absoluta mayoría crítica a la oferta política tradicional. Que se vayan todos, que no quede ni uno solo fue uno de los primeros cantitos en el búnker del libertario tras los resultados, remitiendo al espíritu de 2001, aunque de una manera resignificada: el hartazgo y la bronca hoy tienen candidato.

El resultado de Grabois fue otra de las sorpresas de la jornada, aunque ensombrecida por las demás. El 6% que aportó su lista a la coalición oficialista, incluso tras el ninguneo y el fuego amigo, en solo 1 mes de campaña (que a su vez es solo 1 mes como candidato político en general, lo que le da máxima performance porcentaje/tiempo de campaña, sin contar recursos), reconfigura la conversación al interior de Unión por la Patria y puede entenderse en un mismo sentido “anticasta”. Junto con “el peluca”, el dirigente social es el único que utiliza la expresión en su discurso, e incluso manifiesta abiertamente coincidir con el diagnóstico libertario en ese punto, respecto del alejamiento de la clase política de los problemas de la gente y los privilegios infundados que mantienen.

La expresión proviene inmediatamente de las apuestas contemporáneas de la izquierda española. Figuras como Pablo Iglesias e Íñigo Errejón utilizaron el concepto de casta para construir un marco de polarización novedoso, que desplace el eje tradicional izquierda-derecha, por uno centrado en la diferenciación entre el pueblo y la clase política/económica dominante, construyendo una dicotomía abajo-arriba para remarcar la posición socio económica y en el sistema político más que las preferencias o identidades ideológicas y cautivar más transversalmente a la ciudadanía. Es un concepto clave para no caer en la simplificación de que la población se hizo de derecha y abrazó las ideas del libre mercado por sobre cualquier otro principio ordenador.

Agotamiento amarillo

Otra lectura posible del resultado de las PASO tiene que ver con el desgaste de la principal fuerza opositora hasta el momento y la potencial pérdida de ese lugar en el escenario nacional. Se podría sintetizar considerando que dos tercios del electorado optaron por «no volver al pasado macrista», ni en su modelo halcón ni en su modelo paloma. Y esta puede ser una relativa buena noticia para el oficialismo.

Con los resultados obtenidos por Bullrich, se verifica que Macri todavía no está enterrado y la Libertad Avanza hoy seguramente se dirime entre profundizar el pozo que lo sepulte o considerar alguna posible alianza táctica llegado el caso de que deban asumir el gobierno. La reacción del aparato nacional de la UCR en este punto será clave. Con la derrota de la mano de Larreta a nivel nacional y de la mano de Lousteau en la Ciudad de Buenos Aires el partido centenario se ve en la obligación de calibrar su brújula política para relanzar la expectativa de participación gubernamental a nivel nacional de cara a 2027. Milei ganó incluso en el Jujuy de Morales, propuesto como candidato a vice por su comprobada experiencia “halcónica”.

La contracara del desgaste amarillo respecto de las posibilidades de Unión por la Patria tienen que ver con que no estamos en 2019. Ni la crítica al endeudamiento ni la táctica del “voto heladera”, tan utilizadas antes hoy serían en principio remontables, habiendo corrido tanta agua bajo el puente. Se reeditan así las discusiones del apogeo durambarbista sobre preponderancias, implicancias y relaciones entre los factores socio-económicos, comunicacionales y de aparatos políticos en la incidencia electoral y algunos se apuran a picarle el boleto a las estructuras en esta nueva etapa. ¿Aparato mata relato? ¿La comunicación supera a la gestión? ¿Crisis económica equivale a imposibilidad de reelección? Un sin fin de interrogantes del mismo tipo se renueva. Hay argumentos y datos para todos los gustos. Por eso, hay motivos para creer en cada opción de la terna.

Conclusiones anti-derrotistas

En un escenario de peligro para las bases mismas de la democracia, a juzgar por los discursos, prácticas y razonables proyecciones libertarias, aún se pueden recuperar tal vez algunos elementos para no desesperar.

Programáticamente, el panorama es de enfrentamiento entre derechas, ultra derechas y ultra ultra derechas. Quizás sea estéril tratar de convencer a alguien de que la figura de Sergio Massa alberga alguna perspectiva de construcción de una patria justa, libre y soberana. No obstante la cartografía política inaugurada por la revolución francesa debe entenderse circunstanciadamente. Si la izquierda primigenia luchaba contra el Estado absolutista, en este contexto se trata de defender e intentar ampliar lo que queda del Estado social. Pues el neoliberalismo y el libertarismo no vienen a derrocar a la monarquía sino a desbaratar los pisos mínimos de derechos para llevarnos al absolutismo de mercado. Y esta vez muy explícitamente.

Tanto el relativo agotamiento amarillo, como el mensaje anti casta, como la proyección de Unión por la Patria desplegando la militancia y la experiencia política acumulada y no puesta en juego en esta PASO, así como el potencial escenario de polarización podrían considerarse grandes ventanas de oportunidad en el frente oficialista. La posibilidad de entrar a un balotaje con Milei podría interpretarse como el mejor escenario realista dentro de un panorama sociopolítico muy sombrío.

Hasta podría entenderse positivamente, en favor de nuestras instituciones republicanas y los reflejos democráticos de nuestro pueblo, dada la situación económica y la gestión general de Alberto Fernández, este voto castigo a la fuerza del gobierno. “Milei no tendrá razón pero los que lo votan sí», resumió el periodista Martín Rodriguez.

La contingencia es una de las cosas que hacen linda nuestra patria. La posibilidad de cambio, que siempre pueda pasar algo, que se abran rendijas en la historia, que el movimiento no se estanque. Muchas veces ese movimiento no toma la dirección que desearíamos. Casi siempre hay algún mea culpa para hacer de parte de nuestra dirigencia. Pero esta condición también nos da la esperanza de revertir y salir a flote ante las situaciones más horrendas.

Fecha de publicación:
Nicolás Fava

Estudiante avanzado de Derecho (UBA). Oriundo de Eldorado. Revolucionario de tereré. Integrante del Instituto Democracia.