8M: Crónica de un relevamiento hecho por y para mujeres de barrios populares.

Por Camila Zubcov
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En un nuevo 8 de marzo con un contexto de cada vez mayor empobrecimiento y precariedad de las mujeres producto de un nuevo gobierno con viejas recetas, visibilizar experiencias de trabajo y organización de mujeres del “subsuelo de la patria” resulta imprescindible. Cómo fue la experiencia de un relevamiento sobre el uso del tiempo de mujeres de barrios populares llevado a cabo por las mismas habitantes de los barrios.

En un nuevo 8 de marzo con un contexto de cada vez mayor empobrecimiento y precariedad de las mujeres producto de un nuevo gobierno con viejas recetas, visibilizar experiencias de trabajo y organización de mujeres del “subsuelo de la patria” resulta imprescindible. Cómo fue la experiencia de un relevamiento sobre el uso del tiempo de mujeres de barrios populares llevado a cabo por las mismas habitantes de los barrios.

En el 2023, realizamos desde el Observatorio de Géneros y Políticas Públicas (OGYPP) en conjunto con la Secretaría de Integración Socio Urbana (SISU) un relevamiento sobre las condiciones socioeconómicas y el Uso del tiempo de las mujeres que viven en barrios populares. Buscando complementar los datos que provee la Encuesta de Uso del Tiempo que realiza periódicamente el INDEC, nos propusimos preguntarles a las mujeres que se encuentran en mayores situaciones de vulnerabilidad por su tiempo. Este artículo no pretende realizar un análisis cuantitativo de los datos, sino recuperar, en el marco del 8 de marzo -día internacional de la mujer trabajadora- la experiencia que implicó para las mujeres trabajar en el relevamiento. 

Con el Relevamiento Nacional de Barrios Populares (RENABAP) como antecedente, el realizado por el OGYPP y la SISU buscó replicar el mecanismo creando una aplicación para el celular donde se cargaran las encuestas y sean las propias vecinas las que encuestaran en sus barrios. El relevamiento se realizó en 6 provincias del país a más de 2200 mujeres con un equipo donde trabajaron más de 40 relevadoras. 

Una vez delimitado el proyecto y trazados sus objetivos, comenzamos a reunirnos con referentas de barrios populares de los distintos distritos en los que íbamos a relevar con el objetivo de que ellas nos dijeran qué creían que resultaba relevante preguntarle a sus vecinas y cuál creían sería la mejor forma de abordarlo. De esas reuniones salieron una infinidad de temáticas, desde problemáticas generales hasta cuestiones más específicas que ilustraron la cotidianeidad de las mujeres. Compañeras del Municipio de Escobar, por ejemplo, contaban lo difícil que resultaba para las mujeres de barrios populares realizar una denuncia por violencia de género en una comisaría de la mujer (que en muchos casos se desconoce su existencia) o incluso a una comisaría por las distancias que debían recorrer, en muchas ocasiones en horarios nocturnos y poco seguros sin ningún tipo de garantía teniendo que recorrer más de 2 kilómetros con la dificultad que implica la falta de transporte público en los barrios populares. La veta trámites también fue uno de los grandes temas que las referentas trajeron en cada reunión. En el caso de Rosario, las referentas referían al problema que implica para madres solas el acceso a trámites de documentación, escolares e incluso las dificultades para el acceso a trámites digitales. En Tucumán, una referenta de un barrio alejado de la zona céntrica de la capital nos contaba que muchas veces, para realizar un trámite por la mañana tenes que dormir en el lugar el día anterior porque sino por las dificultades con el transporte no podes llegar. Así surgieron infinidad de problemáticas que las mujeres contaban que sortean de manera diaria. Algo que también aparecía de manera reiterada era el acompañamiento con otras mujeres del barrio con las que, mate mediante, compartían las problemáticas cotidianas en muchos casos solo para hacer catarsis pero también tejiendo redes para abordarlas. 

Con un diagnóstico más elaborado, construimos el instrumento del relevamiento que resultó en un cuestionario de 7 secciones, más de 50 preguntas y un diario de actividades qué preguntaba a las mujeres sobre su uso del tiempo, su realidad socioeconómica y también su deseo: el cuestionario concluía con la pregunta “que te gustaría hacer si tuvieras más tiempo?”. 

Las 44 relevadoras participaron de capacitaciones en sus provincias y salieron a relevar a sus vecinas en más de 100 barrios populares de la Provincia de Buenos Aires, Corrientes, Santa Fé, Mendoza, Tucumán y Ciudad de Buenos Aires. Se armaron equipos de trabajo con coordinadoras que hicieron el seguimiento, acompañaron el relevamiento y fueron el nexo con el OGYPP y la SISU a lo largo de todo el relevamiento. Durante más de 4 meses, las relevadoras recorrieron de forma exhaustiva sus barrios logrando entablar conversaciones con las vecinas (algunas ya conocidas pero muchas otras no) con la excusa de realizar la encuesta pero aprovechando para compartir unos mates y conocer mejor la realidad de quienes viven en sus barrios. 

Finalizado el relevamiento, nos encontramos nuevamente con las referentas y  encuestadoras para realizar un diagnóstico del trabajo realizado. Todas las relevadoras consultadas coincidieron en que para las vecinas entrevistadas fue una novedad que alguien les pregunte sobre cómo usaban su tiempo y que les gustaría hacer si tuvieran más tiempo disponible. “Que bueno que ahora se ocupen de nosotras”, “que les sirva nuestra palabra” “nadie le pregunta a la mujer cuánto les lleva hacer las cosas” son algunas de las expresiones que salían en los distintos encuentros. La desconfianza por parte de los maridos de las entrevistadas también resultó un factor común que las relevadoras expresaron, donde vivenciaron en ocasiones situaciones de violencia simbólica donde las entrevistadas “estaban esperando la orden del marido para poder hacer la encuesta” o incluso “pedían permiso para dar el número de teléfono”. 

Los testimonios arrojaron luz sobre diversas cuestiones. La violencia de género sigue siendo una de las principales problemáticas que las propias mujeres o narraban en sus relatos (a pesar de que el cuestionario no incluia preguntas referidas a la violencia de género) o podían verse a la hora de entrar a los hogares de las vecinas. De hecho, parte del diagnóstico concluyó en que se deberían haber incluido preguntas que hicieran directa alusión a la violencia de género como reclamo de las mismas encuestadas.

La población encuestada no solo está ausente en los datos estadísticos sino que también está olvidada por el Estado que no llega a muchas de ellas y que con apenas unos mates, una encuesta y un ejercicio de reflexión sobre el tiempo propio estas mujeres se sintieron escuchadas en muchos casos por primera vez. Las mujeres que viven en barrios populares tejen redes y resuelven sus problemáticas de forma comunitaria y con otras vecinas frente a la ausencia del Estado pero reconocen cuando este aparece y se ocupa de ellas. El ejemplo más claro resultó la política pública MiPieza que impulsó la SISU y permitió que durante 2021 y 2022, más de 170.000 familias tuvieran mejoras en las condiciones habitacionales y sanitarias. MiPieza es una línea de asistencia económica para la compra de materiales y contratación de mano de obra para que mujeres que viven en barrios populares del RENABAP puedan mejorar y/o ampliar sus viviendas. Una política pionera en relacion a su población objetivo y por su temática que le transformó la realidad a muchas mujeres de barrios populares que luego de ser consultadas respondieron cosas como:
“Pude modificar mí casa de chapa por una de material. Gracias a la oportunidad que nos dieron a muchas mujeres, ojalá y esto nunca se termine, ya que hay muchas como yo que estamos solas con nuestros hijos. Gracias.” (Testimonio de una beneficiaria, Resumen de ejecución “Mi Pieza”, junio 2022) 

“Pude hacer un techo una loza que tanto soñábamos y gracias a mi pieza nuestro sueño se hizo realidad. Estamos felices. Mis hijos ahora en día de lluvias pueden salir a jugar asiq super feliz.”

(Testimonio de una beneficiaria, Resumen de ejecución “Mi Pieza”, junio 2022) 

Las políticas públicas pensadas con y para las personas que viven en situaciones vulnerables que son bien ejecutadas transforman la realidad efectiva y MiPieza es un gran ejemplo de eso. En un contexto regresivo como en el que estamos, con un gobierno que lejos de creer en la inversión en políticas públicas y en ocuparse de que quienes peor la pasan no pierdan sus derechos, construye sentidos negativos sobre “los planeros” cuando la realidad es que las mujeres que viven en barrios populares podrán ser todo menos planeras. Hay trescientas mil cocineras comunitarias que preparan alimentos en los barrios populares de todo el país y que no tienen reconocimiento laboral. Son trabajadoras sociocomuntarias del programa Potenciar Trabajo, que les reconoce un salario social (sin aportes ni obra social) equivalente al 50% del SMVM y que ahora el gobierno está queriendo quitar. Y los ejemplos como estos abundan. Las mujeres sostienen las ollas pero también las condiciones de vida de todos los que habitan en sus barrios. 

La experiencia realizada con el relevamiento desde el OGYPP si bien fue a pequeña escala permitió evidenciar cómo las experiencias laborales por fuera de las reconocidas por el mercado o el trabajo formal resultan enriquecedoras para quienes las llevan a cabo. Fueron las propias mujeres las que pensaron, diagnosticaron y participaron de la confección del cuestionario y luego ellas mismas y no profesionales outsiders las que encuestaron a sus propias vecinas. Los resultados que se obtuvieron reforzaron lo que suponíamos: las mujeres de barrios populares dedican casi el doble de horas a las tareas de cuidado (12hs 24m) que las mujeres de aglomerados urbanos relevadas por INDEC (4hs 49m). Pero los resultados van más allá de la estadística y los números, mujeres de barrios populares que nunca habían accedido a un trabajo pudieron tener una primera experiencia y formarse profesionalmente en el ejercicio de confeccionar y luego realizar encuestas a sus vecinas.

En el marco de otro 8 de marzo, el día internacional de la mujer trabajadora, en un contexto de ataque constante a nosotras y de un gobierno que quiere ir en contra de gran parte de los derechos que conquistamos con años de lucha y organización, las experiencias de trabajos que no están reconocidos por el mercado pero que organizan y mejoran la vida de las mujeres hay que destacarlas más que nunca. Reconocer a las mujeres en las condiciones más vulnerables que trabajan y ampliar sus derechos resulta urgente. El mercado formal no puede absorber a todas y las experiencias de trabajo en el marco de la economía popular y en comunidad como la que se narró en esta nota deben ser reconocidas: el 8 de marzo también es una fecha para reconocer a todas las mujeres que trabajan, se organizan y tejen redes desde los márgenes. 

Fecha de publicación:
Camila Zubcov

Lic. en Sociología (UBA). Experiencia en trabajo territorial con abordajes en violencia de género. Se desempeña como tallerista en talleres de género y sensibilización tanto en ámbitos territoriales como en espacios académicos.