En un recorrido rápido por los medios masivos de comunicación, una vez más están ellos: grandes grupos hegemónicos reproduciendo mensajes y estereotipos que legitiman las bases de una sociedad patriarcal. Pero quienes militamos el feminismo y participamos de medios de comunicación, los pensamos como herramientas para deconstruir esos mensajes, buscando contribuir a una sociedad más igualitaria y justa.

Este no es un trabajo fácil si quienes dirigen, producen y hablan en los medios son los mismos de siempre, con los discursos de siempre. Es común ver, leer o escuchar còmo no se respetan las identidades de género aunque haya una ley que lo explicite; también sobran ejemplos de estereotipación cuando se habla de gays, lesbianas o bisexuales. La violencia hacia las mujeres y disidencias siempre a la orden del día de distintas formas posibles, y el clásico de la tv argentina de la cosificación de los cuerpos de las mujeres. Pero no cualquier cuerpo, los que encajan en un estereotipo que combina dosis de gordoodio y estándares de una belleza hegemónica poco real. 

Es necesaria la capacitación en género, pero es también necesario que otras voces ocupen esos lugares: las de las mujeres, lesbianas, travestis y trans, que durante muchos años fuimos relegadas.

¿Qué lugares ocupamos?

Tanto en radio, televisión, portales web y en diarios los principales periodistas son varones, y hay varios estudios que lo comprueban.

Según el último informe de Global Media Monitoring Project, que es el mayor estudio internacional de género en los medios de comunicación, sólo el 24% de quienes reportan noticias son mujeres. Mientras que no se poseen datos para personas trans. Este año saldrá una actualización que incluirá el análisis en más de 120 países.

Una investigación  sobre organizaciones de medios y género, publicada por Comunicar Igualdad, reveló que el 64% de las personas que se egresan en comunicación son mujeres, sin embargo representan el 30% de las personas que trabajan en empresas periodísticas. En cuanto a los puestos de dirigencia, sólo el 22% de las empresas periodísticas cuentan con mujeres liderando.

Otro punto para hacer foco cuando hablamos de paridad en los medios, son los roles dentro en los que nos desenvolvemos: ¿Qué lugares mayoritariamente ocupamos las mujeres y disidencias?¿Quienes hablan de los temas más relevantes del día?

Sobre este tema, puntualmente en la radio, el programa feminista Nos Quemaron Por Brujas realizó el informe #FaltamosEnLaRadio que analizó los programas más escuchados de la primera mañana en el año 2017, fundamentado en que es la franja horaria que marca agenda y por su nivel de escucha sus programas son los que generan más impacto en las audiencias. Del mismo se desprende que el sólo el 31% de las conducciones de programas de la primera mañana son llevadas por mujeres; mientras que casi logran la paridad en las columnas de espectáculos (43%) y en el único rol que son mayoría es en la locución (82%), generalmente teniendo que cumplir un rol de acompañamiento al conductor. Durante el mes de agosto se presentará una actualización del informe que ya adelanta una ausencia de paridad en los programas de la primera mañana, y en el marco de los 100 años de la radio, analizará la (dis)paridad de género a lo largo de la historia de la radiodifusión argentina.

Por su parte, el equipo de Análisis, Investigación y Monitoreo de la Defensoría del Público realizó en el 2018 un estudio integral sobre los noticieros de los canales de Televisión Abierta que transmiten desde la Ciudad de Buenos Aires, y demostró que menos de un cuarto del total de noticias fue presentado por columnistas mujeres. Siendo “Espectáculos, arte y cultura” el único tópico en el que predominan las mujeres como columnistas.

La tendencia se repite en distintos medios: las mujeres y disidencias subrepresentadas ocupamos mayoritariamente lugares secundarios, pero la vamos a torcer con militancia, organización y leyes. Si queremos cambiar los contenidos de los medios tenemos que estar en ellos.

Llegó el momento de hacernos escuchar

En este último tiempo se han presentado proyectos de ley que buscan garantizar la paridad. Uno es el de la Senadora del Frente de Todos, Norma Durango, orientado a los medios públicos con un especial énfasis en los cargos de conducción y toma de decisiones. El proyecto que contempla un cupo de al menos un 1% para personas travestis y trans «se propone aplicar y regular el principio de paridad de género en la integración del personal de los medios de comunicación audiovisual del Estado nacional en principio con un cumplimiento gradual de la paridad en los medios estatales» según explicó la senadora.

En este sentido, desde el arribo de las nuevas gestiones a los medios públicos se han incorporado algunos avances. Desde marzo Diana Zurco conduce el noticiero central de la televisión pública, y se convirtió así en la primera trans del mundo al frente de un noticiero; Celeste Giacchetta se incorporó a Radio Nacional Córdoba, siendo la primera trabajadora trans de las 50 emisoras de la radio pública en todo el país; también se creó el área de géneros de Radio Nacional, impulsada por Amanda Alma; y recientemente el Directorio de Radio y Televisión Argentina (RTA), que preside Rosario Lufrano, creó la Dirección de Género y Diversidad con Susana Sanz a la cabeza.

Otro proyecto de ley es el de la Diputada Nacional por el Frente de Todos, Gisella Marziotta. Este es extensivo a los medios de comunicación audiovisuales de todo el territorio argentino, prevee un porcentaje de presencia travesti-trans no menor al tres por ciento, y busca establecer la obligación de «adoptar medidas dirigidas a garantizar la paridad mediante la contratación de mujeres».

Por su parte la Diputada Nacional Mónica Macha, impulsa junto con el portal de comunicación feminista LatFem, foros de debate federal hacia otro proyecto de ley que garantice la paridad, bajo la idea de que #FaltamosEnLosMedios, algo que muchas periodistas venimos alertando desde hace años.

Llegó el momento de equilibrar la balanza, las mujeres, lesbianas, travestis y trans ya no podemos faltar ni en los medios, ni en ningún lugar que pretenda representarnos. Es tiempo de hacernos escuchar y ser también nosotras quienes contemos la historia.