Ambientalismo y movimientos populares

¿Milei quiere contaminar los ríos?

Por Juan Ignacio Salerno Ercolani
Compartir

El candidato libertario opinó sobre la contaminación producida por las empresas y Juan Ignacio Salerno reflexiona sobre la unidad entre el ambientalismo y los movimientos populares.

La realidad al día de hoy

“Una empresa puede contaminar el río todo lo que quiera” afirmó Javier Milei durante su presentaciónen el Congreso Económico Argentino en el predio de La Rural. Si nos guiamos por la realidad, lo cierto es que habría que admitir que Javier Milei tiene razón. Por lo menos en parte.

Hay muchos ríos de nuestro país que están contaminados, especialmente los que se encuentran cerca de zonas industriales. No hay más que mirar el Riachuelo para confirmar esto. La realidad también indica que esta conducta que se viene llevando adelante es en verdad una práctica ilegal. Dado que, en el marco legal vigente, no podría llevarse a cabo, entonces, lo que afirma el candidato La Libertad Avanza es mentira.

Lo cierto es que esta declaración, por supuesto, rápidamente genera indignación y una inmediata respuesta. “Qué locura! Milei quiere dejar que las empresas contaminen los ríos” sostienen muches. “Qué grave error por parte de Milei que no entiende el costo de las externalidades económicas, algo que sostienen hasta los más ortodoxos de les economistas”, afirman otres.

Por supuesto, estas declaraciones se inscriben dentro de una posición más general por parte del candidato a presidente en relación a la cuestión ambiental, por ejemplo la negación del cambio climático. Según sostiene Milei, es “otra de las mentiras del socialismo”. Hasta ahí, esto también hay que decirlo, no es algo novedoso. Líderes como Trump en Estados Unidos o Bolsonaro en Brasil también sostienen posiciones similares. Esto no deja de ser preocupante dado que hoy los estudios científicos apuntan claramente a evidenciar el problema ambiental al que nos enfrentamos y al calentamiento global como una de sus amenazas más preocupantes debido a sus efectos.

El éxito electoral de fuerzas y actores políticos que nieguen el cambio climático nos puede llevar a la conclusión lógica de que las mayorías comparten esa lectura. ¿Es así? ¿La gente no cree en el cambio climático? 

Antes de llegar a semejante conclusión considero que hay que tomar en cuenta otros elementos.

Disputas y discursos habilitantes

Si se analiza más profundamente su declaración, el argumento que sostiene la posición de Milei es que elproblema en realidad radica en que no hay derechos de propiedad sobre el agua.

«Cuando falte el agua, alguien va a ver un negocio ahí y va a reclamar los derechos de propiedad (…) Van a ver cómo ahí sí se termina la contaminación» sentenció Milei.

Es ahí donde todo parecía empezar a cerrar. Lo cierto es que, más allá de la posición real de Milei con respecto a la cuestión ecológica, su afirmación parece tener más que ver con la privatización de todos los aspectos de vida social como solución general.

Esta situación nos sitúa frente a dos peligros.

Que la disputa en torno a si las empresas pueden o no contaminar los ríos, se resuelva a favor de la realidad. Siendo una práctica que se viene llevando adelante actualmente y el estado pareciera no poder resolver esta situacion, la privatización del rio sería admitida como solución posible para frenar la contaminación de los mismos. Básicamente, es derrotado un discurso que parece apuntar a permitir la contaminación, pero a costa de perder la batalla real: la privatización de los ríos.

La otra situación, no menos peligrosa, es que ante el avance de estos discursos nos cerremos en torno a posiciones defensivas. Que sólo tratemos de demostrar la importancia del agua como recurso estratégico y económico para poder recibir apoyo de sectores mayoritarios. Nuevamente, nos dejaría a las puertas de discutir simplemente quién distribuye mejor los recursos – el Estado o el mercado – y lo cierto es que hoy parece que estuviéramos perdiendo esa batalla.  

Lo cierto es que Milei no quiere privatizar los ríos para frenar su contaminación, simplemente lo quiere hacer para transformar a la naturaleza en un negocio.

Movimientos populares y ambientalismo

La construcción de fuerzas políticas de corte popular en América Latina durante este siglo estuvo marcada por la disputa en torno a la distribución del ingreso. En muchos países, esto llevó durante ciertos años a mejorar el ingreso de amplios sectores populares y por lo tanto su posibilidad de aumentar el consumo. Este aumento del consumo afectó de manera positiva fortaleciendo el mercado interno, generando un círculo virtuoso.

Lógicamente, esto les concibió el apoyo de amplios sectores, dado que permitió mejorar sustancialmente la situación de estas fuerzas políticas a partir de ese consumo. En la mayoría de los casos, la distribución de recursos, se realizó en base a una ampliación de la explotación de los recursos naturales por su abundancia y la facilidad de realización en el corto plazo. Esto llevó, en algunos casos, a enfrentamientos con sectores que desde ciertas posiciones del ambientalismo criticaron la profundización del extractivismo como modelo de desarrollo de corte popular a largo plazo. A partir de ahí, pareciera que los movimientos populares y los movimientos ambientalistas se han vuelto enemigos políticos.

El avance de la derecha a nivel global nos pone ante un desafío: si los movimientos populares perciben al ambientalismo como el enemigo principal porque se opone al aumento de la explotación de los recursos naturales, o si los movimientos ecologistas ven como su enemigo a los movimientos populares que quieren ampliar la producción y el consumo, el triunfo será para los proyectos de derecha que defienden la privatización de todos los aspectos de la vida social y mayores niveles de exclusión para las grandes mayorías. Es cierto es que hay un sector del ambientalismo que, en busca de una naturaleza prístina, defiende posiciones que excluyen a las mayorías, sin embargo, considero que estos son minoritarios. La mayoría defiende causas populares, por eso en nuestra región muchos han sido asesinados por intereses corporativos.     

Lo cierto es que, si como opción política la principal carta que tienen para ofrecer los movimientos populares es un aumento del consumo para amplios sectores de la población, cuando este aumento se frena, estos mismos sectores buscan alternativas. Y hoy Milei ha logrado en parte instalarse como esa alternativa.  

Necesitamos construir mayorías populares que defiendan los derechos de todes. Ahora, esto solo va a suceder si estas mayorías pueden acceder a los beneficios que estos se suponen conllevan. Dicho en criollo, la gente solo va a defender el río como un bien público si puede disfrutar del mismo, sino pasará a estar en discusión como lo esta hoy la salud o la educación. 

Dotar a la naturaleza de derechos ha sido una medida que se viene implementando en otros países de esta región y ha tenido éxito porque implicó a bastos sectores sociales en la defensa de la naturaleza no solo como un bien público, sino también como casa común.

Considero que como movimiento popular de un país periférico necesitamos incluir la mirada del ambientalismo popular, no solo porque les jóvenes se sienten interpelades por esta cuestión y les afecta directamente, sino porque necesitamos como dice Magdalena Chirom: “construir un proyecto que recomponga el horizonte y la posibilidad de ser felices, la posibilidad de la utopía que en términos de la corriente ambientalista andina es el Buen Vivir”.

Necesitamos construir un proyecto humano integral que nos permita percibir al río y a la naturaleza como algo más que como un recurso. Construir un proyecto que incluya a las mayorías desde otros lugares que no sean solo la ampliación del consumo. Un proyecto revolucionario que escape de los límites de la corrección política, que ponga al movimiento popular como referente de una agenda transformadora de la realidad y no solo en términos declamativos. Un proyecto que no solo apunte a vivir mejor, sino que nos permita vivir bien.

Fecha de publicación:
Juan Ignacio Salerno Ercolani

Licenciado en Sociología. Cursando la Maestría en Sociología Económica (UNSAM). Participante del Grupo de Estudios sobre Marxismo e Historia Argentina en el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe. Integrante del Observatorio de Coyuntura Económica y Políticas Públicas (OCEPP).