El cierre de candidaturas de cara a las PASO expresa una serie de complejidades y tensiones que atraviesan a los principales espacios políticos.
Si cada elección es una foto de la correlación de fuerzas sociales y políticas, un ejercicio similar se puede hacer acerca del cierre de listas a partir de la imagen que refleja el escenario interno de cada partido o espacio político.
El cierre de candidaturas
El primer dato que permite ver la presentación de listas partidarias para competir en las PASO, es la estabilidad -al menos provisoria- del sistema de partidos en Argentina. Hace dos semanas la puja descarnada en Juntos por el Cambio y en menor medida en la coalición oficialista hicieron crecer la amenaza de un escenario de fragmentación y dispersión partidaria que finalmente no pasó. A su manera las dos principales coaliciones partidarias, lograron ordenar su oferta electoral. Javier Milei por su lado, logró surfear la crisis interna de su fuerza, y llegó al cierre. De esta manera quedó configurado el escenario de tres tercios a nivel nacional que ya caracterizó la vicepresidenta Cristina Fernández en uno de sus discursos. Por el lado de la izquierda, habrá competencia interna.
La atención del fin de semana se la llevó el flamante frente Unión por la Patria. La discusión sobre candidaturas hacia adentro de la coalición oficialista dejó expuesta la dinámica también de tercios que conviven internamente. Lo que hasta ayer se conoció con la marca Frente de Todos, incluye centralmente al kirchnerismo; al frente renovador de Sergio Massa y a un sector que se aglutina en torno al presidente Alberto Fernández -también presidente del PJ nacional-. Este último sector cuenta con menos volumen pero con capacidad de veto, según emerge de la crónica que hizo la propia Cristina Fernández durante el acto en Aeroparque junto a Sergio Massa por la repatriación de un avión usado para los vuelos de la muerte.
Cristina ya había adelantado como consecuencia de la ofensiva judicial en su contra que no iba a ser candidata en esas condiciones. El efecto de vacío que generó su decisión se potenció por la ausencia de institucionalización de las discusiones hacia adentro del Frente de Todos. Las pujas que marcaron toda la gestión frentetodista no iban a ser la excepción en este caso. En ese contexto se activaron los vectores. Por un lado surgió la figura del embajador en Brasil Daniel Scioli pidiendo PASO, lo que a todas luces se leyó como un desafío del Presidente a la alianza entre el massismo y el kirchnerismo, algo evidente en el respaldo de la propia Vice a la gestión económica del hoy Ministro de Economía. Por otro lado, se lanzó también a la competencia el Ministro del Interior, Wado de Pedro, que venía hace varios meses trabajando para una eventual postulación.
Un día antes del cierre de listas todo indicaba que habría PASO entre Scioli y Wado de Pedro. Pero a horas del cierre la noticia que rompe todo fue la candidatura de Sergio Massa junto a otro de los precandidatos, Agustín Rossi, el actual Jefe de Gabinete. Durante el acto en aeroparque Cristina se encargó de hacer un clearing que barrió con todas las conjeturas. Si había PASO su candidato era Wado de Pedro, sin embargo su vocación era que hubiera una lista de “unidad”, no internas. El único que podía garantizar los equilibrios internos según la vice era Massa, quizás en una fórmula con De Pedro. Pero la candidatura del ministro de interior era imposible como fórmula de unidad según quedó evidenciado por la resistencia del Presidente.
Respecto de los motivos y la trastienda de esta decisión hay mucha crónica periodística al respecto, vale la pena detenerse en algo nodal. Es decir, la ausencia de una figura que exprese orgánicamente el tercio kirchnerista en la fórmula presidencial, quizás el principal reparo por estas horas de la militancia kirchnerista y otros sectores que integran Unión por la Patria. Sobre ello se tejen distintas conjeturas, que van desde una jugada magistral de Cristina, porque entiende que las elecciones se pueden ganar con un perfil como el de Massa o, porque sin De Pedro como candidato despega a su fuerza política de una eventual derrota electoral. También se especula con que aceptar a Massa es un gesto de debilidad de la vicepresidenta.
Como sea el caso, Cristina sigue ocupando la centralidad aunque, como vimos durante el fin de semana pasado, su liderazgo se somete a un juego de negociación permanente por ejemplo en el ida y vuelta con algunos gobernadores y otros actores del universo peronista que también juegan. Un liderazgo “dueño de los votos” y con capacidad para proyectarse política y espiritualmente sobre un sector de la sociedad como ningún otro dirigente. Pero que, como muchos reconocen en los pasillos pejotistas, es más reacio al barro del día a día, de la política con letra chica que demanda cotidianeidad territorial, mucho café, rosca, y negociación. Para contener a los más diversos pelajes que integran el universo panperonista Cristina delega ese rol en Máximo Kirchner, eje central en la provincia de Buenos Aires; que con virtudes y desaciertos, no siempre logra generar síntesis hacia dentro del peronismo.
Lo cierto es que el kirchnerismo debió ceder y negociar a falta de lograr imponer a alguien del riñón. Probablemente esa figura era Axel Kicillof, pero, aun así, no estaba claro si alcanzaba para lograr una síntesis hacia el interior de Unión por la Patria. Si Cristina tendrá un rol de conductora todoterreno es algo que sabremos pronto si, entre otras cosas, logra descomprimir el frente judicial que la condiciona decididamente.
Sin embargo, el “reflujo” del kirchnerismo en el armado electoral, puede ser matizado por dos motivos. En el armado de las listas (para senadores, diputados, y concejales) la presencia de kirchneristas y aliados no es menor. Además Axel Kicillof tiene grandes chances de retener el bastión bonaerense. En paralelo habrá PASO en algunas intendencias tanto en la primera como la tercera sección electoral, esto favoreció también al Movimiento Evita que va a competir dentro de Unión por la Patria, en municipios del conurbano relevantes; detalle no menor, que puede dar cuenta de un grado de madurez e institucionalidad interna interesante si se sedimenta como práctica. El otro dato, es la candidatura en las PASO de Juan Grabois y Paula Abal Medina; que al filo del cierre de listas consiguió lo que ni Daniel Scioli logró al competir en unas PASO para la candidatura de Presidente y Vice, con la misma boleta en todas las categorías. Se trata de un dato interesante que habla del rol de Cristina que si bien debió negociar en algunos aspectos también tuvo la lucidez de advertir el temblor que iba a generar la candidatura de Massa.
El peronismo de Grabois
El efecto de la candidatura de Juan Grabois, si bien está por verse, permite anticipar una serie de lecturas. Por un lado, es un llamado de atención para un sector realpolitik de la militancia con sobre-representación en Twitter, que demanda pragmatismo constante y sonante. Porque “el peronismo es así papá” suele ser uno de sus slogans. Es cierto que el peronismo puede ser una máquina electoral con una gran vocación de poder y capacidad para interpretar a las mayorías. No menos cierto, es su carácter movimientista, por ende, dialéctico y con disputas democráticas hacia el interior, tanto programáticas como ideológicas. Pero, hoy Juan Grabois expresa algo que reconocen varios actores del tercio kirchnerista: el intento de enfrentar una crisis social, económica, y política fenomenal que carcome cualquier expectativa de futuro y convierte nuestras vidas en un loop de precariedad, con propuestas que no sean las recetas ya conocidas. Es uno de los efectos de lo que Cristina denominó insatisfacción democrática.
Los planteos de Grabois conviven y dialogan con un sector del peronismo referenciado en Cristina preocupado por la encerrona de la etapa actual. Estas propuestas implican rediscutir algunos signos de agotamiento de la matriz productiva sin negar el factor central de la economía agroexportadora frente a la dependencia de divisas. Sostienen que al mismo tiempo el modelo de desarrollo económico para ser efectivo debe incluir el diálogo con poblaciones locales afectadas por actividades extractivas y el cuidado del ambiente, para construir la licencia social.
El otro cruce está en el programa de Tierra, Techo, y Trabajo. La Argentina tiene fuertes distorsiones; hay sectores de la población que no acceden a una alimentación básica pero quienes son productores y trabajadores de la tierra no son alcanzados por políticas públicas que los protejan y fortalezcan. Algo similar ocurre en temas de hábitat donde el deterioro de las condiciones económicas empuja a sectores populares a las tomas de tierra y vivir en situaciones límite. Mientras tanto la clase media ve en el sueño de la casa propia más bien una pesadilla y aumenta la población inquilina.
En algunos temas hay más acuerdos que en otros. Existe una lectura compartida, de que no hace falta la reforma agraria ni confiscar la propiedad para resolver problemas críticos. A veces alcanza con diseñar una política pública en función de las grandes mayorías. Los cruces existen basta ver las recorridas de Juan Gabois con su libro Los Peores en algunas presentaciones junto a intendentes del conurbano y otros puntos del país. O las actividades que hizo el Frente Patria Grande junto a Wado de Pedro en distintas provincias durante meses para discutir un programa federal común. Solo algún desprevenido puede pensar que Grabois es un outsider del peronismo. Quizás alguien puede creer seriamente que los 35 mil avales que se juntaron en menos de un día para la candidatura presidencial y que llegaron a la sede del PJ nacional en el carro de un trabajador cartonero se consiguieron sólo por las redes sociales.
Complejidades del escenario electoral
Una vez que baje la espuma de la rosca electoral los candidatos del oficialismo se van a enfrentar a un contexto social y mediático copado por la agenda de expresiones de derecha. Si Milei es un tercio perfecto aún es una incógnita que van a develar los votos. Mientras tanto el referente libertario puede darse por satisfecho dado que durante varias semanas logró colocar sus temas de campaña en la agenda mediática y de debate. El armado de las listas de Juntos por el Cambio parecen reaccionar frente a eso. De hecho, la puja entre halcones y palomas queda desdibujada a simple vista.
El ala centrista encabezada por Rodriguez Larreta lleva de principales candidatos a Jose Espert que propone “cárcel o bala” para resolver los temas de seguridad, a Cynthia Hotton que es una candidata que se opone a los derechos sexuales reproductivos de las mujeres, y a Miguel Pichetto que marida su experiencia como político de raza con un discurso anti-migrante. Al Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires le espera una campaña incómoda y puede ser víctima de un axioma clásico de las contiendas electorales: la gente vota al original y no a la copia. Quizás por eso es Patricia Bullrich quien corre con mayor ventaja en la interna opositora, eventual rival del candidato de Unión por la Patria en un ballotage. Además, si Larreta se había entusiasmado con captar parte del voto de centro y del peronismo no kirchnerista ahora lo dificulta la candidatura de Massa.
La oposición de Juntos por el Cambio tiene como principal activo no llevar a cuesta el desgaste de la gestión que sí tienen los candidatos de Unión por la Patria que enfrentan un desafío enorme: pedir el voto en el contexto de un gobierno que duplicó la inflación (principal factor del aumento de la pobreza y el deterioro social y económico). Quizás más importante aún es explicarle a la sociedad de qué manera se va a revertir el aumento de la desigualdad. Mientras “cuatro o cinco vivos” se benefician del crecimiento de la actividad la mayoría que trabaja ve cómo su salario no alcanza para vivir en condiciones dignas. Finalmente es probable que exista un protagonista que alcance al conjunto de las fuerzas políticas: el voto en blanco o la abstención. De hecho ya se ha manifestado en elecciones provinciales. Es probable que si hay un efecto “desinfle” de Javier Milei, parte del descontento de mucha gente con el sistema político se canalice por esa vía.
Por último, si había dudas sobre un eventual apoyo a la candidatura de Sergio Massa, un buen test van a ser las PASO. Pero al mismo tiempo nadie puede perder de vista la amenaza de una réplica a nivel nacional de lo sucedido en la provincia de Jujuy. Las condiciones para saldar diferencias que puedan existir, tácticas o de estrategia no son las mismas si enfrente hay una fuerza política que dice que va a “hacer lo mismo pero en menos tiempo” y que ya demostró que no va a dudar en reprimir y criminalizar la protesta social para imponer su plan económico.
Licenciado en Ciencia Política. Militante social y político, y por los derechos humanos.