Resistencias trans en tiempos de pandemia
La pandemia alteró por completo nuestra vida y el futuro se convirtió en una incógnita. Por eso reflexionamos sobre la manera en que viven habitualmente las personas trava/trans con la incertidumbre por un futuro que implica no ser reconocides como ciudadanes con los mismos derechos que les demás.
Redes solidarias
Apenas empezada la cuarentena, las redes se activaron: el Bachillerato Popular Mocha Cellis creó el Teje Solidario, una red de cuidados para personas trans en situación de emergencia, convocando no sólo a donar dinero sino también a la disponibilidad para facilitar y cuidar a unx vecine trans. La Asociación de Travestis Transexuales y Transgéneros de Argentina (A.T.T.T.A), en conjunto con la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Travestis (FALGBT), Casa Trans y AMMAR lanzaron la campaña Ayudar es cuidarnos, juntando donaciones para los sectores más vulnerados de la comunidad. Así lo vienen haciendo también más organizaciones sociales y políticas.
La mayoría de las personas travestis y trans (TT) de nuestro país tienen mayor riesgo que el resto: las condiciones de vida son muy vulnerables a causa de las exclusiones en los ámbitos familiares, educativos, laborales y de salud. Cuando hablamos de exclusión de la familia nos referimos a que un gran porcentaje de esta población es expulsada de su hogar de manera violenta antes de los 17 años de edad, e incluso dentro de este grupo, a una gran parte le sucede antes de los 7 años. Así lo demuestra el último relevamiento de la secretaría de DDHH de la provincia de Buenos Aires.
Hay un nivel de desprotección y marginación inconcebible. Como nos cuenta Violeta San Martín, activista trans del Barrio Sauce en Beccar: “A más de la mitad de mis compañerxs lxs echaron de sus casas, lxs dejaron en la calle, por miedo al qué dirán, o por no poder aceptar su identidad. Si no tenes el apoyo de tu familia que es fundamental, obvio que la vida siempre va a ser muy cruel. Nos niegan desde niñxs la posibilidad de adquirir herramientas para construir una vida digna y feliz”. Y continúa: “Si hoy las personas cis, con sus privilegios, están preocupades y pasándola mal, imaginate nosotrxs que somos vulneradxs desde que nacimos. Una compañera me dijo ´si me agarra coronavirus prefiero morirme en mi casa con mis compañeras antes que en un hospital donde yo sé que me van a maltratar, me van a dejar morir´. Ustedes confían en el sistema de salud, aplauden a los médicos, a nosotrxs nos dan miedo.”
La pandemia vino a agudizar el encadenamiento de discriminaciones que sufren las personas TT por su identidad de género. Estamos ante una deuda histórica del Estado y nuestra sociedad cuando hablamos de derechos humanos.
Leyes urgentes
La ley 26.743 de Identidad de Género sancionada en 2012 establece que todas las personas tienen derecho a que su identidad de género sea reconocida según su propia vivencia. Es un piso de derechos fundamental, pero tras ocho años de su sanción no quedan dudas de que es urgente avanzar: no es suficiente reconocer la existencia travesti-trans, se necesitan políticas públicas que les permitan acceder al derecho de vivir en igualdad.
Incluso, con la vigencia de esta ley, el promedio de vida de las personas trans es de 35 a 40 años. Como dijo la activista Paula Arraigada, esto es producto de una decisión del Estado de perseguir, violentar, estigmatizar, violar a las personas trans, disponiendo de la fuerza pública para violentar sistemáticamente a cualquiera que escape a los parámetros de “normalidad” del cis-tema.
Por eso es urgente que el Estado se haga cargo y avance en políticas públicas como la Ley Nacional de Cupo Laboral Travesti-Trans que permitiría a esta población acceder a un derecho fundamental como es el trabajo. El pasado 23 de junio en la Cámara de Diputadxs comenzaron las primeras reuniones informativas para tratarla. Allí participaron del debate diversxs referentes del colectivo, quienes insistieron en ampliar aún más las voces en esta discusión, incluyendo más compañeros trans-masculinos. Como explicó Say Sacayán, activista trans no binarie y coordinador del Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación (M.A.L.), esta ley nació hace 10 años a partir del trabajo territorial del M.A.L. y del trabajo de la histórica militante trans Diana Sacayán. Say destacó que el proyecto de ley que lleva el nombre de Diana ya fue aprobada en la Provincia de Buenos Aires en el año 2018, y que en este momento resulta aún más urgente sancionarla a nivel nacional en el contexto generado por la pandemia. También citó a Lohana Berkins al decir que: “cuando una travesti entra al Estado, le cambia la vida a esa travesti. Cuando muchas travestis y trans entran al Estado, cambian al Estado.”
Avanzar hacia una igualdad real
El contexto actual es parte de la crisis mundial a causa de la pandemia, y a su vez en Argentina nuevamente hay un gobierno popular que desde que asumió muestra signos de escuchar a la población TT y sus reclamos. Como repite Alberto en sus discursos, “empezar por lxs últimos para llegar a todxs”. Por eso se nos presenta, hoy más que nunca, el desafío de dar contenido a esa frase y pensar cuál es el futuro que vamos a construir: vamos hacia la igualdad efectiva.
Marisa, referenta del hogar travesti trans “Hotel Gondolín”, explica: “Nosotras queremos trabajo digno en la actividad que sea. Estamos estudiando, capacitándonos para tener un trabajo y ser aceptadas. Yo quiero que a donde vayamos seamos personas comunes y corrientes, que no se nos mire como siempre se nos miró y lo siguen haciendo. Es cierto que hubo un cambio pero todavía queda mucho por hacer.” El rol del Estado es una pieza fundamental para garantizar el acceso de la población TT a derechos fundamentales. Pero sólo con esto no alcanza, es necesario un cambio estructural en nuestra sociedad y que no necesitemos cupos para torcer la balanza de los privilegios.
Como dice Violeta: “muchas compañeras recibieron subsidios y ayuda de mercadería de parte de los municipios y organizaciones, pero esa no es la vida que queremos. Lo que queremos es poder acceder al trabajo, a una vida como la de ustedes, las personas cis. Yo soy mujer y no me sirve que me trates de ella si no me das las posibilidades que a cualquier otra ella”.
Es necesario seguir avanzando en la sanción e implementación de leyes que amplíen derechos para el colectivo TT. Así podremos establecer un piso sobre el cual construir otro sentido común y una sociedad en la que la identidad de género no sea un riesgo para nuestras vidas. Si el presente nos obliga a pensar un futuro distinto, imaginemos uno en el que el amor y el respeto sean una realidad efectiva en la vida de todes.
Médica Generalista. Militante feminista y disidente. Amante de los gatxs, fanática del verano.