El joven candidato presidencial lidera las encuestas para la elección del próximo 21 de noviembre y expresa a una nueva generación que irrumpe en la política chilena desde 2011 y que se propone gobernar. Con solo 35 años podría convertirse en el presidente más joven de la historia de su país.
Chile afronta una elección presidencial en la que el sistema político post-pinochetista está en crisis. Los partidos de la ex Concertación -el Partido Demócrata Cristiano, el Partido Socialista y el Partido Radical- que gobernaron el país desde el fin de la dictadura hasta 2010, y la derecha representada por partidos como la UDI y las presidencias de Sebastián Piñera -2010-2014 y desde el 2017 a la actualidad-, tienen pocas chances de continuar gobernando Chile. Gabriel Boric, formado en las izquierdas por fuera de la Concertación, y José Antonio Kast, un ex integrante del gobierno de Piñera devenido en seguidor de Bolsonaro y Trump, encabezan las encuestas y, de confirmarse ese escenario, podrían dirimir la presidencia en un ballotage el próximo 19 de diciembre.
Gabriel Boric nació en 1986 en Punta Arenas, la ciudad continental más austral de Chile. Como muchos jóvenes, a los 18 años se fue a estudiar a Santiago. Ahora, con sus 35 años, el candidato que lidera las encuestas sigue trepando el árbol de ciprés al que se subía de niño cuando escapaba del colegio pero ahora lo hace delante de las cámaras de televisión y lo miran millones de chilenos y chilenas. Su espíritu juvenil vitaliza el sistema político chileno en plena ebullición. La coalición Apruebo Dignidad que él representa en estas elecciones busca brindar nuevas certezas en un país que aspira a cambios profundos.
Una década y cinco momentos
Gabriel Boric es el candidato emergente que sorprende a cualquier analista de la política chilena. Cuando destacamos que se trata de una sorpresa no buscamos resaltar que es un candidato que nadie vio con potencial presidencial hace 10 o 5 años sino hasta hace pocos meses, cuando siquiera figuraba en las encuestas o su partido no tenía los avales para competir en las primarias. Un fenómeno similar se dio en Perú con el triunfo electoral de Pedro Castillo este año, pero el caso de Boric tiene marcadas diferencias. Si bien ambos surgen desde movimientos sociales que protagonizaron luchas masivas en la última década en sus respectivos países, el candidato chileno cuenta con una particular biografía que muestra cómo su protagonismo viene siendo parte relevante de los cambios políticos que se dan en el país. Hay cinco momentos que describen el camino trazado por el actual candidato a presidente y sus compañeros y compañeras de ruta.
- 1. Llegando al cargo que amenazó la estabilidad conservadora en 2011
En 2011 Chile era de los pocos países sudamericanos que no tenía gobiernos progresistas o de izquierda, junto a Perú y Colombia. El triunfo de Sebastián Piñera en 2009, que le había permitido suceder a Michelle Bachelet en la presidencia, marcaba los límites del concertacionismo chileno con una derecha que volvía a gobernar el país luego de 20 años. Las primeras movilizaciones estudiantiles de aquel año, por la gratuidad de la educación, tampoco eran una novedad. En 2006 ya había habido protagonismo juvenil en las calles y hasta se había logrado un cambio de la ley general de educación.
La novedad de las movilizaciones de 2011 sería su masividad. Más de 600 tomas de escuelas, movilizaciones de cientos de miles de jóvenes y hasta un paro de la Central Unitaria de Trabajadores demostraron que algo se estaba moviendo en las bases del consenso social chileno pospinochestista. La principal referencia mundial de este proceso de lucha y represión sería la joven comunista de 23 años Camila Vallejo, que era la presidenta de la Federación de Estudiantes de Chile (FECH). Las elecciones estudiantiles de diciembre de ese año fueron seguidas con una atención sin precedentes pues Camila Vallejo debía ratificar su liderazgo entre los y las estudiantes. Sin embargo, por escasos 189 votos el ganador sería el joven estudiante de abogacía Gabriel Boric que militaba en el partido Izquierda Autónoma y resaltaba sus diferencias con la izquierda tradicional chilena. De esa manera Boric comenzaría a ser conocido en Chile, al ocupar el cargo de presidente de la FEUCH que con Camila Vallejo había motorizado las movilizaciones más grandes de la historia reciente del país.
- 2. Derrotando al sistema binominal en 2013
El proceso de movilizaciones de 2011, como parte de la juventud movilizada, dejó como saldo tres nuevas referencias de la política chilena. La primera de ellas fue Camila Vallejo, la segunda Giorgio Jackson -que fundó el partido Revolución Democrática y ejerció la presidencia de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Chile-, y la tercera Gabriel Boric. En la elección general y parlamentaria de 2013, los dos primeros de ellos decidieron ir como candidatos a diputados por la Nueva Mayoría liderada por Michelle Bachellet y hegemonizada por los partidos de la ex Concertación. Los partidos tradicionales de la centro-izquierda sumaron al Partido Comunista y a los líderes estudiantiles, como forma de retomar las demandas que se expresaron en las calles.
En aquellos años en Chile aún funcionaba el sistema binominal que restringía la elección de diputados a las principales dos coaliciones. El sistema, pensado para beneficiar a la derecha en la vuelta a la democracia post-pinochetista, hacía prácticamente imposible la llegada de candidaturas alternativas. Pero a fuerza de voluntad Boric logró sortear el escollo del sistema binominal como candidato independiente, siendo elegido en la región de la que es oriundo. En Magallanes y la Antártica Chilena, ganó la elección con 26% de los votos.
- 3. Abriendo brechas en el sistema político con el Frente Amplio
La llegada de Boric a la Cámara de Diputados en 2014, como independiente y militante de Izquierda Autónoma, representó una brecha muy pequeña en el sistema político chileno. Sin embargo cada vez se iría ampliando más, a medida que el segundo gobierno de Bachelet dejaba de cumplir las expectativas renovadoras con las cuales había incorporado a nuevos actores sociales. En su labor parlamentaria mantuvo sintonía con Giorgio Jackson y Camila Vallejo en propuestas disruptivas del status quo mientras que como parte de las diferencias en Izquierda Autónoma, en 2016 fundó el Movimiento Autonomista. Su nuevo agrupamiento buscaba expresar una renovación de la izquierda doctrinaria chilena y acelerar el surgimiento de una alternativa por fuera de las dos coaliciones que hegemonizaban el sistema político.
El Movimiento Autonomista tomó relevancia política nacional rápidamente al lograr ganar en la alcaldía de Valparaíso (la segunda ciudad más poblada del país) cuando con la candidatura de Jorge Sharp derrotó a las coaliciones de la centro-izquierda y la derecha, a finales de 2016. Desde entonces Boric, junto a sus compañeros y compañeras del Movimiento Autonomista, Revolución Democrática, Poder Ciudadano (hoy, Comunes) y otros partidos, comenzaría a proponerse la conformación de una tercera coalición en todo el país, capaz de derrotar al duopolio político que gobernaba el país desde el fin de la dictadura. El espacio finalmente se llamó Frente Amplio, no logró sumar al Partido Comunista -que se mantendría en la Nueva Mayoría-, llevó como candidata presidencial en 2017 a Beatriz Sánchez y quedó a escasos 160 mil votos de llegar a la segunda vuelta. El resultado para encarar el segundo gobierno de Piñera sería la conformación de un bloque de diputados y diputadas frenteamplistas, como expresión del fin del sistema binominal en 2017.
- 4. Encaminando el estallido hacia la Convención Constituyente en 2019
A pesar de haber propuesto la necesidad de un cambio constitucional y de tener en su programa muchas de las demandas que se expresarían en las calles durante el estallido social de octubre de 2019, el bloque de diputados frenteamplistas y la candidatura de Beatriz Sánchez, no lograron que la mayoría de quienes estaban en las calles se identificaran con ellos. A partir de la rebeldía de estudiantes saltando molinetes por el aumento del metro, en las protestas se cuestionó casi todo de una manera radical y sin precedentes. La crisis política afectaba a todos y todas. Todos los actores políticos del país -incluyendo desde luego a Boric y al Frente Amplio-parecían ajenos o superados por masivas movilizaciones que pedían la renuncia de Piñera y una nueva constitución, que exigían reconocer la plurinacionalidad por parte del Estado, que cuestionaban la sostenibilidad ambiental de la economía y que expresaban el surgimiento de un nuevo feminismo (entre tantas cosas, en tan pocos días).
Pero Boric y una parte importante del Frente Amplio jugaron un rol importante, no en promover la movilización social que conocían y que tenía su propio curso, sino en buscar darle una salida institucional. El 15 noviembre, en una decisión que parecía a contramano de la radicalización que se expresaba en las calles, Boric fue parte del grupo de parlamentarios que acordó con los partidos de la centro-izquierda y de la derecha un plebiscito para conformar una Convención Constituyente. Esta posición le valió el reproche del Partido Comunista y de sectores que integraban el Frente Amplio, que rechazaban el acuerdo desde posiciones izquierdistas. Grupos radicales que protagonizaban la movilización social llegaron a escracharlo públicamente con actos de violencia en la vía pública.
- 5. El candidato anti-neoliberal
A pesar de los reproches por intentar darle una salida institucional, los resultados electorales posteriores legitimaron a Boric en 2020 y 2021. La pandemia permitió que Piñera vuelva a sacarse fotos en soledad en las plazas donde pocas semanas atrás se pedía su renuncia, pero el espíritu de cambio no se detendría en la sociedad chilena. En octubre de 2020 el 78% de los votantes eligió cambiar la constitución y el 79% decidió que fuera a través de una Convención Constituyente, cuyos integrantes fueran elegidos totalmente en las urnas. Para las elecciones de constituyentes, en mayo de 2021, el Partido Comunista rompió con sectores de la ex Nueva Mayoría y se unió a sectores del Frente Amplio para conformar la plataforma Apruebo Dignidad, que sería la que más representantes obtendría.
El Partido Comunista hace meses proyectaba la candidatura presidencial del popular alcalde de Recoleta Daniel Jadue, que encabezaba las encuestas. En su alianza con sectores frenteamplistas se proyectaba la idea de realizar unas primarias que permitan fortalecer su candidatura y mostrar la diversidad del espacio político. Convergencia Social -partido liderado por Boric, fundado desde el núcleo del Movimiento Autonomista- no contaba con las firmas para inscribir su candidatura hasta pocos días antes del cierre de listas para las primarias. Sin embargo, sucedió lo imprevisto. Sin ninguna encuesta que permitiera anticipar semejante resultado, con más del 20% de diferencia a su favor, Boric sorprendió otra vez derrotando al candidato del Partido Comunista y se convirtió en el candidato más votado de las primarias. El dato relevante para la historia fue que esta vez el candidato que comenzaría a encabezar las encuestas en Chile prometió enterrar al neoliberalismo heredado de la dictadura de Pinochet.
¿El presidente del nuevo Chile?
La campaña presidencial no está exenta de nuevas sorpresas. Un ejemplo reciente es el debilitamiento de la candidatura de Sebastián Sichel (el candidato del oficialismo que había derrotado a Joaquín Lavín en las primarias de la derecha) por viejos casos de corrupción, que favorece al pinochetista explícito José Antonio Kast, quien se posicionaría en el segundo lugar. En un eventual ballotage todos los sondeos marcan una amplia diferencia a favor de Gabriel Boric ante cualquier candidato de las derechas.
Un eventual peligro para quien se perfila como favorito en la elección del 21 de noviembre es el potencial crecimiento de la candidatura de Yasna Provoste, de la Democracia Cristiana, que es la candidata de los tradicionales partidos de la ex Concertación. Boric ha logrado el apoyo de sectores del Partido Socialista (que en su línea oficial tiene como candidata a Provoste) y hasta una diputada como Maya Fernández (nieta de Salvador Allende) ha hecho explícito que votará por él. Pero el derrumbe de la candidatura de la derecha representada en Sichel puede favorecer a la senadora demócrata cristiana. En un ballotage con Provoste, se especula que Boric la tendría más difícil para llegar a la presidencia.
Boric es un candidato que conoce perfectamente al Chile movilizado aunque tiene una clara vocación institucional para resolver los conflictos, tal como lo demostró en su rol de diputado en los últimos ocho años. Sus posiciones generan temor en las élites chilenas que vieron a los manifestantes como extraterrestres, y suscitan bronca entre quienes se movilizan pero son incapaces de traducir políticamente sus demandas. El candidato de Apruebo Dignidad representa -hasta en su juventud biológica- el cambio que la mayoría de chilenos y chilenas demanda, mientras que con sus discursos y su campaña busca brindar las certezas que la sociedad anhela en la dirigencia política pero aún no encuentra.
En esta elección el jefe de campaña de Gabriel Boric será Giorgio Jackson y Camila Vallejo lo ha acompañado al primer debate presidencial. Será la primera vez que ninguna de las jóvenes referencias de la política chilena se postula para ejercer como diputado. También será la primera vez desde 2011 que los tres apoyan la misma candidatura presidencial. El camino de Boric es el de una nueva generación que ya no solo busca representación sino empezar a gobernar Chile. ¿Será posible?
De Mataderos vengo. Escribo sobre el mundo mientras lo transformamos. Estudié filosofía en la UBA. Integrante del Instituto Democracia.