Entrevista a Fernando Signorini

Por Sebastián Tafuro
Compartir

Llegó el Mundial y aprovechamos el momento para compartir una reflexión con el "profe" Signorini sobre la realidad del fútbol actual. El exitismo, el uso político del Mundial, el partido con Israel, el dóping de los jugadores y mucho más.

Fernando Signorini es una rara avis dentro del mundo del fútbol. Preparador físico de Diego Armando Maradona durante muchos años, justo los que significaron el pico futbolístico del 10 entre la pasión napolitana y la conquista de México 86, ese es el principal título que ostenta y él mismo lo reconoce, con una inevitable dosis de orgullo. Pero además es alguien con el que vale la pena sentarse un rato a conversar sobre distintos temas que exceden lo que pasa adentro de una cancha: la política y una mirada aguda sobre la sociedad forman parte de su identidad.

En el Havanna de Arcos y La Pampa, nos encontramos con “El Profe”, como lo conocen en todos lados y ahí mismo, lugar que se erige en uno de sus favoritos para tomar un café y prestarse a la charla cuando se encuentra en Buenos Aires.

¿Qué crees que implica la realización de este Mundial en Rusia? ¿Pensas que tiene algún significado en términos geopolíticos?

En un principio te diría que no, porque eso corresponde a una programación de la FIFA que se decide muchos años antes. Ahora bien, por supuesto que cada Mundial es aprovechado desde el punto de vista político de todos y no sólo del que lo realiza.

También es cierto que el fútbol hoy se ha transformado, como dice Juan Manuel Lillo, en un excelente consolador social. Que sirve, entre otras cosas, a nivel global para distraer la atención de la gente, fundamentalmente en aquellos países donde el fútbol representa lo que representa en la Argentina.

Creo que es un evento demasiado exagerado, que ocupa la atención de una manera que a mí sinceramente me da vergüenza. Mientras tanto en el mundo pasan cosas desesperantes, en Argentina también.

Que la gente esté más preocupada en el caso nuestro de si Argentina va a traer la Copa, si no la va a traer o qué va a pasar y que sirva para esta histeria, que sirva también para poner de manifiesto el hecho de que un país haya caído hasta donde caímos nosotros, que la gente se haya dejado convencer de esa manera para poner el Mundial casi como una razón de vida.

Y sobre todo esos sentimientos que para mí son también bastante retrógrados, ese nacionalismo exagerado, estar en contra del otro, pertenecer a una tribu y como tal sentirse agredido y con ganas de agredir por el otro, eso me parece que forma parte de la involución del proceso civilizatorio.

Por otro lado, es cierto que ahora se dio que los partidos se van a poder ver de forma gratuita en todos lados, porque lo único que falta que acá en Argentina los inventores del fútbol, que son las clases populares, tengan que pagar por su invento a los señores que en un momento hasta lo despreciaban, pero que hoy lo ven como una fantástica arma, no solo para hacer grandísimos negocios, sino también para desviar la atención de los problemas que realmente preocupa. Eso me sigue haciendo ruido.

¿El resultado del Mundial que tenga la Selección Argentina tendrá algún efecto para el gobierno de Macri?

Indudablemente. Pero yo creo que también eso es una hipocresía. Que mal que estaremos si estamos esperando que un equipo de chicos que simplemente juegan sirva para revertir la imagen de un país. Los últimos hechos, sobre todo los acaecidos este último año, que la gente se olvide de los 44 del submarino, de Santiago Maldonado, de Rafael Nahuel, de tantas aberraciones que se cometen, las declaraciones de la gobernadora bonaerense acerca de las universidades, que la gente haya tirado eso al cesto de los recuerdos me parece casi perverso.

¿Vos crees entonces que con el Mundial se logra tapar todas esas cosas?

En las mayorías sí. Porque a la mayoría le importan sólo sus propios intereses.

¿Qué te generaba el amistoso con Israel y qué te provocó la posterior suspensión del mismo?

No se tendría ni que haber planteado jugar, teniendo en cuenta sobre todo la situación de desesperanza en la que viven los palestinos. Que haya que recurrir o sentir la presión de cierta parte de la sociedad, que Palestina haya hecho un reclamo ante la AFA, me parece que llegar a ese punto… Pero como era un gran negocio estuvieron hasta último momento y cuando vieron que la presión era muy fuerte y eso de alguna manera podría haber afectado, dieron marcha atrás.

Yo creo que es una muy buena medida que no se haya jugado, pero me hubiera gustado mucho más que hubieran sido los jugadores los que digan “a Israel no vamos a jugar”. Porque no pueden seguir siendo los jugadores, que son los principales actores de este fenómeno social que representa el fútbol, siempre instrumentalizados, usados a gusto y paladar del mundo de los negocios para poder saciar toda esa sed de gran riqueza que después no sé adonde va a parar. Porque si volviera al fútbol, si volviera en obras, si sirviera al fútbol como expresión de las clases populares, para poder urbanizar las villas y crear escuelas, poner universidades ahí donde no las hay…

En esta oportunidad algo dijeron los jugadores, aunque no suele ser lo habitual. ¿Por qué crees que hay muy pocos jugadores que se juegan a expresar sus opiniones políticas, independientemente de cuáles sean éstas?

Porque el sistema te castiga, vos no podés ser irreverente, no se puede aceptar, por ejemplo, otro Maradona. Es muy peligroso que un jugador piense, por eso no los educan, les llenan el bolsillo de dinero pero no les ponen nada ni en el corazón ni los ayudan a avanzar con lo que tiene que ser un pensamiento crítico de las cosas, para poder tomar posición.

Me haces recordar eso que dijo Havelange en el 86, cuando Maradona y Valdano se expresaron en el sentido de que en esas condiciones no se podía jugar (por el tremendo calor que hacía en México) y el jefe de la patronal Joao Havelange dijo “que los jugadores se callen y jueguen”. Y ellos se callaron y jugaron. Hubiera sido una gran posibilidad para demostrar el poder de los jugadores que hubieran dicho “no nos callamos y ahora tampoco jugamos”. Pararle el Mundial adentro del Mundial.

 

Porque no pueden seguir siendo los jugadores, que son los principales actores de este fenómeno social que representa el fútbol, siempre instrumentalizados, usados a gusto y paladar del mundo de los negocios para poder saciar toda esa sed de gran riqueza que después no sé adonde va a parar.

 

Pero últimamente hay algunos que están levantando la voz. Fabricio Coloccini ha hecho declaraciones interesantes, después está ese otro chico (Juan Cruz) Komar de Talleres, el arquero Guzmán, creo que muy de a poquito se va avanzando en esa idea, que la importancia social que tiene la opinión de los jugadores se la utilice a favor de soluciones para problemas que ya son casi inexplicables.

Por otro lado, y quizás paradójicamente con lo anterior, ¿no es exagerado el rol que se le asigna al jugador de fútbol?

Sin ninguna duda, pero ante lo exagerado mejor que sea para bien, que sea exagerado para el bien. Hoy el fútbol es un fantástico argumento para ayudar a los maestros, a los profesores y a los padres a poder educar al mejor individuo para una sociedad que tiene que cambiar. Y ellos pueden ser un vehículo fantástico porque hoy nada como el fútbol como poderoso argumento para lograrlo.

¿Qué representa Maradona para vos?

Un punto de inflexión en mi vida. Si yo no hubiera estado al lado de él durante todos esos años, a veces me pregunto “¿cómo hubiera sido yo sin Diego?”. Seguramente es una pregunta que Diego jamás se haría por que él hubiera sido lo mismo sin mí.

Todavía me lo sigo preguntando. Por ejemplo no estaría acá compartiendo con ustedes, por ejemplo no hubiera podido conocer personas maravillosas en todos los ámbitos que he conocido, no hubiera tenido la posibilidad de pisar el suelo de 41 países distintos, ni de entender realmente lo que es un futbolista, de saber muchísimo menos de fútbol, representa eso, la persona más importante en mi vida total.

Hubo otros también que no voy a dejar de lado, pero el impacto de él sobre mi destino, a pesar de que yo creo mucho en el destino, de que ya estaba todo predestinado y de que tenía que ser yo, que todo lo que me pasó me tenía que pasar porque yo estoy convencido de que no te pasa nada de lo que no te tiene que pasar y no podes evitar nada de lo que te va a pasar, en eso soy determinista, creo que Borges me convenció a pensar así.

Cuando lo ves a Diego con sus ideas, apoyando a Lula o defendiendo al proceso venezolano, ¿que sentís?

Ese es el mejor costado de Diego. Muchos dicen “¿por qué no se calla la boca?” y afirman “si como persona fuera lo que fue como jugador, qué grande sería”. Lo que hay que decirles es que si no hubiera sido lo que es como persona, no hubiera sido lo que es como jugador.

¿Qué querían? ¿Que fuera como ellos quieren que sea? Esa parte de Diego es la que más continúo admirando porque sigue respondiendo a su necesidad de gritar por las injusticias en un mundo y sobre todo en una región que está lleno de ellas. Y que él no se deje convencer por la voz de los poderosos, del mandato del sistema, y siga siendo ese quijote que a pesar de todo sigue adelante, reivindicando su lugar de pertenencia que en definitiva es el de las clases populares. Me parece fantástico.

 

Si yo no hubiera estado al lado de él durante todos esos años, a veces me pregunto “¿cómo hubiera sido yo sin Diego?”. Seguramente es una pregunta que Diego jamás se haría por que él hubiera sido lo mismo sin mí.

 

Hace poco se levantó la sanción que tenía Paolo Guerrero tras su doping positivo frente a Argentina en las Eliminatorias. ¿Cuál es la relación entre las drogas y el deporte para vos? ¿Por qué parece haber todo el tiempo una cultura punitiva en vez de acompañar realmente al jugador?

Creo que habla de la insensibilidad que tienen los dirigentes porque siempre tienen que ser los jugadores, sobre todo los que son muy conocidos porque son tomados como ejemplos. Yo no quiero que se castigue a alguien para que sea un ejemplo, yo quiero que se haga justicia.

La justicia para alguien que teóricamente en el caso de Paolo, ya que no está demostrado, ha caído en la adicción. Creo que sería una manera de ayudarlo y un mensaje también para tantos chicos que seguramente recurren a esa sustancia para escapar a la imposibilidad de concretar sus sueños, de toda esa angustia que les genera esta sociedad tan violenta, no solamente violenta desde el punto de vista real, sino también simbólica.

Creo que las legislaciones tienen que cambiar y ante un caso así podría hacer a lo mejor trabajo social, pero antes que nada, para eso hay que educar y nadie educa porque, como decíamos anteriormente, no es negocio que el jugador pueda pensar por sí mismo.

La droga representa lo que representa en un mundo que dice que al segundo nadie lo recuerda, que es el primero de los perdedores, que hay que ganar de cualquier manera. Bueno, ahí lo tienen. Digamos que alguien se droga para lograr el triunfo, y si ustedes están diciendo que el segundo no sirve, y hay que jugar de cualquier manera, hay que vivir de cualquier manera. Entonces yo me drogo para ganar.

Pónganse de acuerdo: ¿hay que ganar de cualquier manera o no hay que ganar de cualquier manera? Porque ganar de cualquier manera significa vivir de cualquier manera. Creo que los jugadores son mucho más víctimas de un sistema que es perverso, que culpables de una realidad en la que los únicos que pagan con sus huesos son ellos.

 

La droga representa lo que representa en un mundo que dice que el segundo nadie lo recuerda, que es el primero de los perdedores, que hay que ganar de cualquier manera, bueno, ahí lo tienen.

 

Un tal Maradona dijo alguna vez que le habían cortado las piernas, pero yo pensé que mucho peor. Porque yo conozco gente que no tiene piernas, pero por ejemplo dibuja, dibuja con la boca o tiene posibilidad de escribir alguna poesía.

A Diego lo que le cortaron fueron los sueños, pero él es como el Ave Fénix: renació de esas cenizas y le sigue dando fastidio a un poder que sinceramente no merece estar inculcado en esas posiciones de decisión, porque antes que nada no tiene idea de lo que significa el fútbol como fenómeno social ni mucho menos conoce lo que es realmente un futbolista, que no es ni un rugbier ni un polista.

Salen de otras realidades sociales, emergen desde abajo de cuatro chapas y tres cartones, casi desde una cueva, nadie se preocupa ni se ocupa de educarlos, de ayudarlos salvo que lleguen a los máximos niveles de fama o de significado social. Entonces ese mismo presidente que hoy no creo que recorra ni Zavaleta ni la 11-14 ni la 31, no va por ahí, es el mismo que está esperando que Argentina salga campeón para recibirlos en la Casa Rosada. Ya pasó en el 86 cuando el lugar natural de festejo de los jugadores debería ser la AFA o un campo de juego.

Finalmente, habiendo estado también cerca de él, ¿qué te genera Messi?

Fundamentalmente me voy a referir a él como jugador. Él como individuo no se expresa, prefiere otro camino, no podemos exigir al otro lo que queremos que sea. Tampoco todos pueden ser el Che Guevara o Sandino. Como jugador, si hubiera palabras para expresar lo que es… es muy difícil ponerle palabras a las sensaciones. ¿Cómo haces para explicar eso maravilloso, descomunal que hoy en este país, que es incomprensible, está pagando a lo mejor con su tranquilidad el precio de que haya tantos mediocres, tantos miserables que le exijan cosas que por qué le exigen a él? ¿Por qué te tiene que traer la Copa? ¿Vos qué le das a él? ¿Por qué estamos siempre pidiendo a los demás? ¿Por qué no somos capaces nosotros mismos de construirnos nuestra propia Copa?

Lo único que deseo de la Selección y de Lio es que sean felices jugando y que den el máximo de ellos mismos, aunque dar el máximo de ellos mismos les signifique como en Sudáfrica perder 4 a 0 un partido. Pero a mí no me dolió para nada porque yo había visto que ellos habían dado el máximo. Y yo desde siempre pensé que ganar no es una obligación, es una posibilidad. Lo importante es dar todo.

Fecha de publicación:

Sociólogo y periodista. Creo en la magia de las palabras. También en Messi, Maradona y Riquelme. Pero el 10 no juega sólo. El héroe verdadero siempre es colectivo.