A dos años del #13J conversamos con una de las luchadoras históricas por el derecho a la Interrupción Voluntaria del Embarazo sobre aquella jornada inolvidable, las batallas ganadas y las pendientes.
La marea verde que supo emerger y materializarse en las afueras del Congreso de la Nación para reclamar por la aprobación de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo sigue vigente. Y si bien el contexto actual no nos permite encontrarnos movilizades, seguimos tejiendo redes y garantizando espacios. “La campaña sigue trabajando de manera transversal y plural para que este año el aborto sea ley”, sostiene del otro lado del teléfono, Nelly Minyersky, de 91 años, referenta y militante incansable por los derechos humanos. “Estamos en un caso condicionado, sobre todo en Ciudad de Buenos Aires con la problemática que nos atraviesa, pero de todas maneras la campaña sigue su lucha.”
“Pila”, como la llaman quienes la conocen, abogada y docente, dedicó parte de su vida al activismo. Siempre entendió al aborto como un derecho y es una de las figuras legendarias de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
Ya pasaron dos años de una de las jornadas feministas más frías y hostiles pero también más potentes que nos tocó vivenciar. Puertas adentro del recinto nuestrxs representantes discutían el séptimo proyecto de ley presentado por la Campaña –y que, por primera vez llegaba a esa instancia de debate-. Nelly lo recuerda como un fenómeno que marcó un antes y un después en esta lucha: “Para mí, fue una sorpresa enorme, creo que a partir de ese momento nuestro discurso –el de toda la campaña- cobró sentido, transmitir que no se estaba hablando solamente de aborto, sino que se estaba hablando de derechos humanos, pero también de educación sexual integral, de autonomía y de libertad. Logramos llevar un mensaje mucho más rico que se manifestó en movilización y pañuelos verdes en las mochilas.”
Tal como lo relata esta luchadora histórica, ese día, no solo la concepción sobre aborto de gran parte de la sociedad cambió –o al menos comenzó a cuestionarse desde otros lugares-, sino que entendimos la importancia de colectivizar las luchas. Y es que el resultado de ese 13 de junio fue el saldo de, nada más y nada menos, dos millones de personas en las calles y la media sanción de una ley. Esa mañana mientras el conteo de votos a favor y en contra se revelaba poco a poco todo el movimiento feminista se supo invencible.
Una lucha que no se toma cuarentena
“Pienso que el aborto y todo lo que hace a derechos sexuales y reproductivos, está dentro de lo que calificamos hoy como necesidades esenciales porque vemos que se han agudizado las cuestiones de maltrato y de violencia intrafamiliar, no sabemos cuántas violaciones o cuántos embarazos no deseados se están gestando. Para las mujeres que tienen que salir, no hay pandemia, ni cuarentena cuando requieren de anticonceptivos o de servicios médicos” sostiene.
Cuando Nelly habla de que la Campaña sigue con sus actividades también se refiere a esto. La Interrupción Legal del Embarazo no se toma cuarentena y en este sentido continúa siendo necesario que cada provincia garantice la adhesión al protocolo de aborto no punible que rige actualmente y el acceso al sistema de salud a las personas gestantes que deseen interrumpir sus embarazos. A quienes formamos parte de esta lucha, nos toca pujar para que esto se vuelva una política pública real.
“Necesitamos hoy más que nunca la colaboración de toda la sociedad porque no podemos salir a la calle, no debemos olvidar que enfrentamos enemigos muy poderosos, los sectores conservadores y antiderechos que no se limitan a oponerse al aborto, están en contra de la democracia”. Así lo expresa esta militante, que hace más de treinta años, sostiene en alto esta bandera.
Hasta que sea ley y se cumpla.
Lo cierto es que el aborto es legal en Argentina desde 1921 bajo un modelo de causales que habilita la interrupción cuando el embarazo es producto de violencia sexual o significa un riesgo de vida para la persona gestante. Nuestra legislación entiende el término salud de una manera integral que comprende aspecto físico, psíquico y social. A pesar de ello, tal como detalló Nelly, existen sectores que se empeñan en obstaculizar su implementación, como seguirá sucediendo incluso cuando la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo por la que estamos peleando hoy se vuelva una realidad. Entonces, una vez aprobado el proyecto: ¿Cómo seguimos?
No demora en responderme: “La ley es un instrumento, y su existencia va a contribuir en alcanzar ese nivel de igualación que todavía los hombres no perciben. Va a tener un valor en el efecto que genere en las personas que sufren más la discriminación y que no tienen dinero para realizarse un aborto en las condiciones más asépticas. Va a servir para que puedan acudir a un hospital y no tengan que recurrir a otros elementos que pongan en riesgo sus vidas. Una vez aprobada la ley, tendremos más trabajo que nunca para garantizar su cumplimiento, para difundirla y para controlar su aplicación”.
Como Nelly, todes nosotres entendimos hace tiempo que cada conquista es un paso más hacia la igualdad y que, cuando de nuestros derechos se trata, esta marea no tiene otra dirección que hacia adelante.
Periodista y politóloga en construcción. Feminista, abortera y fundamentalista del verano. Luchando como me enseñó Lohana.