Las frases más destacadas de la entrevista a Georgina Orellano:
-Las «putas feministas» somos un movimiento que existe en muchos países. Probablemente acá logró gran visibilidad a partir del auge del movimiento feminista en el último tiempo.
-El origen del movimiento es en Brasil. Cuando a ellas les preguntaban por qué se reinvindicaban como «putas y prostitutas» siendo palabras tan cargadas de estigma y usadas como insulto por la sociedad machista y patriarcal, ellas respondían que al patriarcado no había que regalarle nada, ni los derechos laborales, ni las leyes, ni la cultura y el lenguaje. Todo lenguaje es político.
-El debate del aborto tiene muchas similitudes con el debate que venimos sosteniendo las trabajadoras sexuales: la cuestión represiva, la criminalización del cuerpo de las mujeres y de la sexualidad, los tabúes, la clandestinidad, el ocultar y tapar realidades. Se pudo hablar más de estos temas gracias a la Cuarta Ola. -El aborto, al igual que el trabajo sexual, es una realidad. Y como tal, más allá de opiniones personales basadas en creencias, ideologías o ´si me gusta o no me gusta´, lo relevante es decidir qué hacer con esa realidad que ya existe. ¿Vamos a seguir avalando la clandestinidad o vamos a buscar soluciones para estas realidades?. -El feminismo no tiene conductoras. Eso nos diferencia de cualquier partido político. Por supuesto, hay muchas referencias, no renegamos de eso, pero el movimiento es muy amplio y diverso ideológicamente.
-A las mujeres se nos da lugar para hacer fiestas, rifas u otras tareas, pero para definir la política, tomar decisiones, definir un plan de lucha, ahí no.
-«¿Qué hacen las prostitutas en una central obrera?», nos decían. Lo mismo que los docentes, los estatales o los metalúrgicos: nos organizamos para pelear por nuestros derechos.
Colectivo editorial de Oleada.