Políticas educativas desde torres de marfil

Por CEPES
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Una de las críticas que varios sectores del Frente de Todos -del que nos sentimos parte- le realizan a la gestión, es la aplicación de métodos hipotéticos deductivos esbozados desde escritorios.

Así, no toman en cuenta las realidades heterogéneas de la Argentina que implican la búsqueda de formas particulares de soluciones para cada una de las realidades educativas.

A partir de los datos arrojados por un estudio realizado entre 3.000 jóvenes de 14 países de la región por Manpower Group y Junior Achievement llamado «Escasez de Oportunidades Laborales para los Jóvenes», vimos las dificultades que tienen para insertarse en el mercado laboral. Entre las razones que les complica encontrar el primer trabajo, el 58% de los jóvenes señaló la falta de experiencia. 

En este sentido, nuestro Centro de Estudios de Políticas Educativas del Sur (CEPES) formado por docentes de diferentes niveles, gestores culturales, estudiantes, alumnos y padres y madres de niños y adolescentes, surgió cierta inquietud con respecto a la orientación vocacional y el segmento de la búsqueda laboral. 

Nos hicimos la siguiente pregunta, ¿qué podemos esperar si no se los prepara adecuadamente para enfrentarse a las demandas que le exige el mercado laboral? Por ello, consideramos urgente, que al menos en este contexto, todos los que deseen, quieran o se vean obligados por las presiones económicas del sistema a trabajar después del sexto año de secundaria, puedan tener ciertas herramientas para no caer en la desesperanza. 

Sabemos que hay muchos contenidos que son prescriptivos del diseño curricular como lo son la oratoria, preparación para entrevistas, imagen personal, gestión de emociones, planificación de vida, armado de cv. De hecho, el artículo 11 de la Ley 26.206 garantiza una educación integral que desarrolle todas las dimensiones de la persona y habilite tanto para el desempeño social y laboral, como para el acceso a estudios superiores.

Sin embargo, no todos los profesores se toman al pie de la letra el diseño curricular ni tampoco tienen un compromiso ético con el nivel de responsabilidad que exige una profesión como la del docente. Pero lo que necesita ser revisado a partir de los últimos diagnósticos es algo más grande que el desempeño del profesor, lo que tiene que ser analizado es el actual sistema educativo para adaptarse a las realidades particulares de cada territorio.  

Sin dudas el concepto de territorialidad, que muchos entendidos ponen a la luz es clave para dar respuestas significativas. ¿De qué sirve estudiar contabilidad, matemática financiera, lógica, si los alumnos no se conocen, y no saben en qué contexto han crecido o aún más intrigante, qué realidad existe por fuera de la escolaridad? Es más, si no se conocen lo suficiente para empoderarse en eso que desean o en las áreas donde se sienten cómodos. Existe un vacío gigantesco. 

“Solo el reconocimiento de las especificidades socioculturales y de su expresión en un espacio geográfico determinado aportará los elementos claros para garantizar tanto la atención de la «diversidad» en el contexto de la educación global como la atención de las particularidades en lo educativo local”, nos recuerda la pedagoga Silvina Corbetta.

Es fundamental la existencia de un marco de mayor governance territorial, incorporando a los actores locales desde el momento del diseño curricular, para no encontrarnos con la dificultad de la apropiación del programa por la comunidad local. La participación de los actores territoriales debe ser parte constituyente de cualquier estrategia. 

Por ello se debe pensar en una política pública que contenga al binomio educación y territorio. Para que los actores locales (Pymes, comercios, empresarios, ONG, fundaciones, etc.) puedan actuar en conjunto y mediante un sistema de red con las instituciones educativas para brindarle a los estudiantes posibilidades de acceder a este demandante mercado laboral, garantizando instancias de aprendizaje, de adquisición de experiencia, de herramientas que sirvan para facilitar el acceso al mundo del trabajo. 

A aquellos que el mundo se les hace cuesta arriba, a aquellos que no se ubican en ninguna parte porque sostienen carencias que los limitan desde la cuna y resulta que deciden adueñarse de una manera de vivir que no encaja en lo establecido por el status quo, debemos darle respuestas, opciones, valores diferentes que perciban sus inquietudes en pos de su realización personal.

Es por eso que entendemos que existen demasiados contenidos que no ayudan –o que faltan– y entorpecen el crecimiento de la personalidad, de sus sueños y proyectos de vida. Y de esta forma, podríamos reformular absolutamente todo lo que sucede dentro y fuera de las aulas, desde las materias, hasta las horas y su distribución pasando por los nuevos intereses en concordancia con este nuevo y diferente ser humano del siglo XXI. 

El logro de una educación de calidad es posible. Solo falta la decisión política de hacerlo alcanzable.

Fecha de publicación:
Etiquetas: Argentina

Centro de Estudios de Políticas Educativas del Sur.